La vida está llena de casualidades. En las mismas fechas que Joan Manuel Serrat se despide de los escenarios la también catalana Rigoberta Bandini se retira durante un largo periodo. No deja de tener mérito que Bandini haya llenado el Príncipe Felipe con únicamente un puñado de singles independientes y habiendo actuado en Zaragoza en Marzo de este mismo año. La carrera de Bandini ha sido meteórica y poco convencional. Incluso su reciente LP La emperatriz ha sido autoeditado, nadie parece controlar los hilos de Rigoberta Bandini, quizás ahí resida la clave de su éxito.

 Este concierto de Zaragoza era el último de su gira antes de retirarse durante una larga temporada y ello hizo que fuera muy emotivo y especial. Bandini se presenta con un apartado técnico impecable. Tanto el sonido como las luces o el cuerpo de baile me parecieron de primer nivel. Rigoberta apabulló a su entregado público (femenino en su inmensa mayoría) que vibró con su espectáculo y cantó a pleno pulmón. En ese aspecto creo que no puedo ponerle ningún pero a su show. La comunicación entre artista y público fue total. Lo atestiguan las cientos de gargantas que corearon sus temas durante todo el concierto. Pero para voz la de Rigoberta, impecable. No faltaron los temas que han jalonado su fulgurante carrera como In Spain we call it Soledad, Julio Iglesias, A todos mis amantes, Así bailaba (su dúo con Amaia Romero), Que vivir sea un jardín,o Too many drugs. Su peculiar Synth pop sonó enlatado ya que en escena no había músicos más allá de un par de teclados (detrás de los que estaban su pareja y su primo, todo queda en casa). Poco importó a sus fans.

   Con un repertorio tan limitado (su LP dura 42 minutos), me sorprendió que hiciera hueco para la canción de Caillou (personaje al que Ribó puso voz) y no interpretara esa joya pop que es  Amanecer (su dúo con Alizzz). Los innegables highlights de la noche fueron esos 2 temas que casi hicieron que el pabellón de viniera abajo. Me refiero a Perra y su himno Ay mamá. En ambos se produjo una histeria colectiva difícilmente descriptible. Hubo mujeres que se quitaron la camiseta y enseñaron sus pechos, sí, las hubo, sobretodo cuando Rigoberta hizo lo propio. ¿Qué aporta el hecho de mostrar los pechos en un escenario? No sé. Así en frío te diría que muy poco aunque tampoco me ofendió ni pienso rasgarme las vestiduras por ello.

 Debo admitir que ese medley de temas románticos ajenos (Como yo te amo / Bailar pegados / Eres tú / Hentai / La la la) me pareció un despropósito para rellenar tiempo. Resultó divertido gracias a la coreografía pero me pareció más propio de La década prodigiosa o una orquesta de pueblo (con todo el respeto para las orquestas de pueblo). Tampoco le vi el sentido a lo de Caillou más allá de alargar un poco el recital. Por cierto, las arengas de Esteban Navarro (50% de Venga monjas, pareja de Rigoberta y padre de su hijo) me parecieron más propias de un espectáculo infantil. Incluso el respetable le cantó el cumpleaños feliz a su prima Belén Barenys, corista de Rigoberta, ausente por haber salido de cuentas de su embarazo, y a la que se echó de menos. Por todo ello me dio la impresión que a Rigoberta la fama le ha pillado por sorpresa, el hype de Ay mamá ha sido tan grande que quizás detrás no haya una artista con suficientes canciones para llenar un espectáculo de hora y media y menos ante miles de personas. Pero lejos de amedrentarse, Rigoberta y los suyos sacan adelante el show a base de desparpajo y complicidad con su público.

 Cierto que hubo emoción por la despedida, agradecimientos por doquier, abrazos y lágrimas. Mucha emotividad pero musicalmente la recta final supuso un bajón. Por fortuna, el show no acabó con un revival de los años 90 ni con villancicos (cosa que temí seriamente), sino que el broche de oro vino de la mano del tema La emperatriz, toda una declaración de intenciones. Y así, sobre las alas del clamor de un público enfervorizado, lágrimas en los ojos y sonando Franco Battiato, Rigoberta Bandini dio por finalizado el concierto, su gira y cerró una etapa. 

 ¿Qué le deparará el futuro a Rigoberta Bandini? Ni idea. Sólo le deseo que sea siempre tan libre como hasta ahora.

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

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