Gravity – Crítica: No, James Cameron, ni de lejos Gravity es la mejor película del espacio

Hablar de Gravity, la nueva y esperada película de Alfonso Cuarón tras pasar siete años desde que en 2006 estrenará esa monumental obra maestra llamada Hijos de los hombres, película que debería ser de visionado obligado para cualquier habitante de este planeta llamado Tierra, no es tarea fácil ya que viene precedida de una cantidad de críticas que la sitúan como una de las mejores películas del año y candidata a todos los premios existentes, por no hablar de las palabras de James Cameron calificándola como «la mejor película del espacio que jamás se ha hecho».

Y sí, en parte tiene razón Cameron al hacer tal afirmación y es que técnica y visualmente la película roza la más absoluta de la perfección, y las imágenes del espacio exterior por el que se desenvuelve a lo largo de sus noventa minutos escasos de duración son de difícil comparación, siendo lo más parecido posible a lo que debe suponer estar ahí arriba, y si encima visualizas la película en 3D, las sensaciones que te transmite Gravity te dejan materialmente sin habla, pero otro añadido más viene a sumarse en esa orgía de imágenes y sensaciones como es el trabajo de Steven Price para que música e imágenes consigan fusionarse de tal modo que llegados a este punto Gravity sea merecedora de los adjetivos de James Cameron, pero no podemos olvidar que en los últimos años otras películas a medida de que los adelantos de la tecnología han ido avanzando nos han maravillado con imágenes que nos han transportado a épocas remotas como ese Jurassic Park de Steven Spielberg, o mundos fantásticos como la misma Avatar de Cameron, pasando por la trilogía de Peter Jackson.

Una vez llegado a este punto, tal como sucede dentro de la capsula china, dos son los caminos que podemos tomar, y si en el caso de Ryan es incinerarse o llegar a la Tierra para contar una historia difícil de creer, aquí los caminos son, o levantarnos y aplaudir el trabajo realizado por Cuarón o realizar un pequeño viaje en el tiempo para aterrizar, nunca mejor dicho, al año 1968, es decir 45 años atrás, cuando un tal Stanley Kubrick necesitó 160 minutos para mostrarnos la evolución del ser humano, en una secuencia inicial , sin duda la mejor elipsis de la historia del cine, que da paso a ritmo de Strauss a mostrarnos el dominio del ser humano del espacio exterior, para, cuando creemos que el ser humano es el dueño absoluto de todo, descubrir que no somos más que un simple punto dentro de la inmensidad del Espacio, y darnos cuenta de con menos medios también se pueden contar historias capaces de mantenerte inmóvil en la butaca del cine horas después de haber finalizado la proyección. Tampoco es difícil imaginar de que sería capaz Kubrick ahora, 45 años después, con los medios con los que ha contado Cuarón, como tampoco lo es imaginar que un buen director con talento, como es el caso de Cuarón, no se hubiese quedado muy lejos de lo que Gravity nos ofrece.

Tres son los ejes principales por los que, a priori, gira Gravity y es, por un lado, un director que viene de filmar la mencionada Hijos de los Hombres, una de las mejores, por no decir la mejor, películas de lo que llevamos de siglo, unos efectos digitales asombrosos en los que la tecnología 3D demuestra de una vez por todas su razón de ser, y un par de estrellas de Hollywood que, tal como ya se intuía, algunos, una vez terminada la visión de la película, seguimos preguntándonos que narices hacen ahí, ya que George Clooney, incluso a miles de kilometros de la Tierra y enfundado un un traje especial, parece que en cualquier momento va a vendernos uno de sus habituales cafés, mientras que Sandra Bullock, en la que recae todo el peso de la película, ni de lejos consigue acercarse al dramatismo y heroicidad con la que en un ya lejano 1979 la teniente Ripley supo traspasar la pantalla para hacernos compartir toda su angustia y soledad ante el peligro que la acosaba, aunque hay que reconocer que a las ordenes de Cuarón ha dado un paso adelante en su registro como actriz saliendo airosa de un papel ciertamente difícil, aunque solo sea por las dificultades físicas que el personaje conlleva.

Sí, Gravity es fascinante, y técnicamente hoy, a 2013, imbatible, pero lejos, muy lejos se queda de 2001: Una Odisea del Espacio, la mejor película del espacio que jamás se ha hecho, como también lejos, muy lejos se queda de la Solaris de Tarkovsky, aunque esa transite por otros derroteros, por no hablar del Alien de Scott donde la soledad y la lucha por la supervivencia deja en paños menores los 90 minutos de Gravity.

Pero sí, Gravity, teniendo en cuenta por los derroteros actuales por low que transita este tipo de cine, es merecedora de una nota muy alta y, no hay duda de que, tal como ya se viene aventurando, este año va a estar luchando por los principales premios de las diversas academias de cine, aunque yo seguiré pensando que Cuarón se ha quedado lejos, por mucho que haya traspasado la atmósfera terrestre, muy lejos de su Hijos de los hombres y del largo de viaje de Theo Faron para lograr que el embarazo de Kee llegue a buen puerto.

Notas:

Técnica, imágenes y música: 10

Historia y actores: 7