En la última reseña citaba a Van Gogh y su única pretensión con su arte, que era reflejar la ternura con la que sentía, y yo adaptaba la cita a mi pensamiento. Dije que lo único que quiero que prospere de mis escritos es que yo junto letras con honradez. Pues sin haberlo pretendido, tenemos un ejemplo: una banda que conocí en La Cantera Musical, donde colaboro. Acababan de sacar un LP, Rock en las venas, que me gustó, y estaban promocionando un micromecenazgo para sacar a delante su siguiente trabajo. Pequeñas recompensas que tiene esta vida: el bolsillo vacío, pero un mail con las canciones en estatus privilegiado y una nota de agradecimiento. Decía Saint-Exupéry que lo esencial es invisible a los ojos. Un, dos, tres, ¡rock!

 

https://youtu.be/Q4k-2U3nDAQ

 

La encrucijada. Arranca como T Bone Shuffle, de Johnny Winter, con ese sonido a lo John Lee Hooker que parece que acabas de entrar en un bar de moteros en medio de la Ruta 66. Hueles la madera de la barra, el último trago que acaba de servir un tipo con un parche en el ojo y un frondoso bigote y la sangre de un pobre desgraciado que está recogiendo unos cuantos piños del suelo. Todo eso con una guitarra de blues deslavazada y un bajo de esquema de rock cincuentero en sala de máquinas. La historia nos habla del mito (o no, temas satánicos aún no domino) de Robert Johnson. Salva, el voceras de los Nodoyunas, fue al cruce de caminos a ver si vendía el alma, pero se ve que había atasco en el averno, o estaba Dante Aligheri de excursión por allá… el caso es que no fue nadie a cerrar el trato. Los Nodoyunas, que iban a ser la banda más grande de todos los tiempos, se han quedado a medio camino porque al príncipe de las tinieblas se le quedó el móvil sin batería. Es ese tipo de humor…

La leyenda del pecador. Tiene aires de peli del oeste, pero con ese estilo chicano de Molotov en Frijolero. Cómo no evocar al inmortal Johnny Cash en Ghost riders in the sky. La base es la caja, ni siquiera la batería, alrededor se juntan el bajo, que va y viene, siempre lejos de las canciones en cuatro notas, una guitarra completamente country/rockabilly y una voz que camina en sus registros graves para elevarse en los estribillos, con más fuerza, un poco más agudo. Entra la armónica y piensa uno en el Like a rolling stone, de Bob Dylan (por cierto, todos a ver Nomadland, que la va a traer de vuelta a la palestra).

 

 

 

El hijo del mal. Estos podrían ser mis coleguis de La Última Bala, desde Zaldívar. Nadie más que tú, por ejemplo. Un poco más de distorsión, coros poderosos y mucha energía en el bajo, lo que deja la parte guitarrera a su aire, punteando y haciendo «decoración». Haciendo un símil futbolístico, es liberar a un centrocampista de la labor defensiva. El guitarreo pierde peso en el esqueleto del tema para dejar al bajo y la batería salir desde atrás. En cuanto al tema, hace dos temas en la encrucijada, ahora haciendo tratos con Demian, el de La semilla del diablo. A estos mendas les va la marcha, no cabe duda.

Soñador compulsivo. Otra banda vasca a la que recuerdan, con esa guitarra slide (que no será slide, pero me ha recordado): The Riff Truckers en For Tommy. Hombre, Osman tiene un carisma, una energía… algo que no se puede definir con palabras, que Salva no. A ver, no digo que uno sea mejor que otro. Digo que uno es más dinámico, más efusivo, y Salva es más un cantante de garito, más calmado. Entonces, la energía que transmiten The Riff Truckers te dan ganas de ponerte a saltar como un anormal, y la que transmiten mis coleguis Los Nodoyunas te dan ganas de coger una moto y pirarte por ahí a conocer mundo.

 

 

Sol naciente. Cabrones. Qué sí, vale ya de paños calientes. Los Nodoyunas son unos cabrones. En Rock en las venas, versionan Simple man, de Lynyrd Skynyrd, la mejor canción que dio la banda, pero es que ahora… ahora han cogido una de las mejores canciones de todos los tiempos. Y punto. The house of the rising sun es una obra maestra. La tendrían que poner en los colegios. ¿Quién tiene huevos de decir que esta canción es mala? Me retiran el carnet de heavy, mi teclado se quedaría sin la tecla E y los perros me gruñirían cuando caminara por el barrio. Y con razón. Lo único malo que tiene esta canción es que no la he incluido en Buscando oro II (editorial en trámite). Los Nodoyunas traducen como buenamente pueden para mantener unas rimas más o menos decentes sin perder el significado general. Claro, con Salva jodiéndose las cuerdas vocales (sarna con gusto no pica) y una base instrumental con cambios en el guitarreo y la batería con respecto a la original, pero con un bajo colosal… Buah… si en los funerales pusieran canciones, mi entierro va a durar tres días. Qué cojones y que lo saquen bailando, como en New Orleans.

En resumen, dignidad. Con no mucha pasta, tampoco grandes pretensiones ni muchos pajaritos en la cabeza. Con los pies en el suelo y una buena dosis de honradez, estos Nodoyunas le dan dignidad al oficio de músico. Creamos las canciones que nos gustaría escuchar, el éxito vendrá, o no.

 

 

Para los que quieran vislumbrar la dignidad del oficio de músico, enlaces de la banda:

 

Facebook https://www.facebook.com/losnodoyunas/

YouTube https://www.youtube.com/channel/UC7gKb2keQN1ui9qMNq_VuLg

Spotify, Apple Music… https://links.altafonte.com/nxjyqm

Instagram https://www.instagram.com/nodoyunas/

Los Nodoyunas – Al Este Del Oeste

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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