Mariza es, sin duda,  uno de los nombres fundamentales del fado moderno tras la muerte de Amalia Rodrigues. Música de espíritu que como afirmaba Pessoa no es alegre ni triste y que formó el alma portuguesa cuando no existía y deseaba todo sin tener fuerza para desearlo.

Por lo tanto, noche de gala en el Concert Music festival para recibir a esta intérprete mayúscula que aparece en un escenario minimalista donde destacaba una florida M, iluminada con diferentes colores durante el espectáculo, vestida de largo en plata y pedrería y único tirante, acompañada por una banda de acordeón, guitarras acústica y portuguesa, bajo y percusiones.

Mariza comienza fuerte con un fado inmortal como “Estranha forma de vida” y desde ese momento gana a un público deseoso de escuchar la prodigiosa voz de la del Barrio de la Moureria de Lisboa aunque como nos repitió en varias ocasiones ella nació en Mozambique, cuando la nación africana era colonia lusa, de padre portugués y madre mozambiqueña. De ahí, la influencia de la música africana como de la brasileña (donde vivió más tarde). Próximo al pop es “Quem me dera”, canción bonita pero lejos de “Lagrima”, quizás el mejor fado de la historia, según Mariza (por lo menos su preferido).

Nos regala “Amar-te”, novedad de su próximo disco “Amor” y “Amor” que la canta íntegra en español, idioma que utilizó en todos los largos parlamentos al público hablando de su vida, del amor o de las cosas malas como el Covid, el aislamiento y la depresión. De nuevo, vuelve a nuestras mentes la cita de Pessoa del inicio.

La cantante nos sorprende con lo que ella llama el momento intimista pues se baja del escenario para cantar un par de temas sentada con el público. Emociona con “Meu fado meu”, aquel que sonaba en la película “Fados” de Carlos Saura, sobre todo cuando deja el micrófono y canta casi “a capella” a la noche gaditana. Gran momento también con “Chuva”, con el único acompañamiento de la guitarra acústica de Djamen Cardoso de Farias que confronta la nostalgia de la lluvia de la letra con el calor del verano en el sur de España. Unos instantes mágicos. Para el recuerdo.

Vuelve a subir a escena para hacernos vibrar con cánticos más alegres como “Ha palabras” y “Senhor vino”, antes del final con “Rosa branca” aunque guardándose el bis de envergadura como es “O gente da minha terra”, el cual también sonaba en el largometraje de Saura. Una Mariza que nos envolvió en emociones intensas a través de su voz y de su forma de trasmitir pero que nos dejó con ganas de más pues su concierto duró una escasa hora y cuarto, con sólo once canciones.

Fotografías cortesía de Concert Music Festival

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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