25 años de Gamma Ray, un cuarto de siglo de Heavy Metal directo de Hamburgo. La banda del cantante y guitarrista Kai Hansen, fundador de Helloween, nos visitó la pasada noche en la sala Razzmatazz de Barcelona.
Como buena fan no podía perderme la cita para ver, una vez más, la banda más prominente de la escena del power metal alemán. Se trataba de un hecho histórico en nuestra ciudad, ya que Kai Hansen nos presentaría al nuevo integrante de la banda, el vocalista Frank Beck.
Hansen se marchó de Helloween en 1988 y dos años después sorprendió a su público con este proyecto y su disco “Heading for tomorrow”. Desde ese momento, Gamma Ray ha pasado por buenos y malos momentos y por numerosos cambios de formación. Aun así, la banda ha sabido llevar de forma excepcional el estandarte del power melódico durante toda su carrera.
El encuentro comenzó a las siete de la tarde, aunque antes de deslumbrarnos con sus rayos gamma, tuvimos a dos grupos teloneros que nos despertarían las ganas de rockear esa noche.
Los primeros en aparecer en escena fueron Neonfly, liderados por el mexicano Frederick Thunder ataviado con unas curiosas plumas en la cabeza. Los londinenses entretuvieron al público con su heavy metal hard rockero.
La segunda banda eran Serious Black, una formación de músicos de otras bandas de la escena europea. Bob Katsionis , Thomen Stauch (ex Blind Guardian), Mario Lochert (ex Visions of Atlantis), Dominik Sebastian (Edenbridge), Jan Vacik (ex Dreamscape) y el vocalista Urban Breed (ex Tad Morose) vinieron a presentarnos su disco debut “As day Light Breaks”, una joya de metal melódico muy muy convincente.
A las 21:50 como un reloj empezó a sonar la habitual en los últimos conciertos para dar la bienvenida a la banda, Bad Reputation de Joan Jett. Curioso… esta canción fue elegida en el lugar 29 de las mejores canciones de hard rock de toda la historia por la cadena estadounidense VH1.
Con fuerza saltaron al escenario el batería Michael Ehré, el guitarrista Henjo Richter, el bajista Dirk Schlächter y el carismático Kai Hansen, adornado con un pañuelo en la cabeza y una corbata a juego con estampado felino. Entraron a lo grande con el clásico Heaven can Wait, siguiéndole Last Before the Storm.
Con Fight llegó el momento de presentarnos a Frank Beck y la verdad es que no decepcionó. El nuevo vocalista tiene un registro muy adecuado para la banda y se compenetra muy bien con Kai, quién pese a necesitar ayuda en las voces, tal como él mismo ha manifestado, me sorprendió gratamente en su registro más chillón. Otro clásico, One with the World dio paso al tema helloweenero I want out. Un tema al que Hansen añadió una pequeña parte de reggae, acabándose de meter al público en el bolsillo. Le siguieron Valley of the Kings y The Silence, para dar paso a dos solos impresionantes. Batería y bajo nos deleitaron mientras el resto de la banda descansaba.
La segunda parte del concierto empezaba con el potente Dethrone Tyranny, Empathy y Master of Confusion después. Tras ellos, un medley helloweenero coreado por toda la sala que empezó con un mensaje de Kai en contra de la guerra y a favor de la paz: Rebellion in Dreamland, Heavy Metal Universe y Ride the Sky. Se acercaba el final, aunque antes de apagar las luces sorprendieron al respetable con una versión más que extendida del Somewhere Out in Space.
Como era de esperar, tras la llamada de su público, la banda volvió al escenario con más energía, si cabe, para el remate final. Un Heading for Tomorrow que recordó sus inicios y el Send me a Sign que hizo retumbar la sala con su estribillo. La noche fue toda una historia cantada desde su álbum Heading for tomorrow de 1990 hasta su última grabación Empire of the Undead de 2014, haciendo honor a su último disco recopilatorio The Best (of) publicado a principios de este año.
Todo un regalo para sus fans, una noche llena de colorido y un tono muy divertido y optimista, brillante power metal con tempos muy rápidos y guitarreos de vértigo. Sin olvidarnos de la sonrisa siempre instalada en Kai y su habitual flirteo con todos nosotros. Un grande. Noches inolvidables que nos regala la música. ¡Gracias!
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