El título dice lo suficiente. Y si alguien se lleva una sorpresa cuando escucha su contenido, es que en su vida se ha plantado delante de un disco de Rock N’ Roll motero, callejero y presumido, porque con un nombre así, no hay espacio para mucho más.
Estamos ante el típico disco de Rock N’ Roll que no suena igual si no se visten chaquetas de cuero, si no hay cerveza cerca y si la cuenta de decibelios no alcanza una gran. Chicas ligeras de ropa, humo, tipos de dudosa reputación, y entonces el garito estaría listo para que Furious People salgan a quemar el escenario con canciones abrasadoras influenciadas por Motorhead, Turbonegro, Bad Religion y Gluecifer. Desde las aceleradas “The Night That Never Ends”, “Hurricane”, “So Sick” y “Piece Of Shit”, a las juguetonas, las que escucha Tommy Lee, las que les hacen ganar carisma y un par de hostias por chulos, como son “Impossible Is Nothing” o “Love Tonight”. Riffes de esos que hacen menear el cuello como si la cabeza nos pesara una tonelada. Incluso han dejado espacio para un stoner típico del desértico sur llamado “Lost In Paradise” que no les ha quedado nada mal.
“Rock The Road” es el típico disco en el que el grupo suena como si estuviera tocando entre colegas, en el garaje del vecino, con sus primeros instrumentos. A la vez, suena a rock curtido, a escenarios pisoteados y a tiempo de pelea. A muchos ensayos y a mucho zumo de cebada. Furious People suenan como si hubieran tragado la esencia del Rock N’ Roll americano más endurecido, digerido y regurgitado en estas diez canciones que entretienen, divierten, y fomentan el consumo de jarras de la bebida espirituosa del rockero. Provocan lesiones cervicales, y generan ganas de concierto inminente.
Siendo la producción mejorable, y es algo que siempre perdono y perdonaré a bandas que se encuentran en plena pelea por nuestra música, han conseguido un sonido muy callejero, bastante crujiente y de distorsión bien esparcida en el espectro sonoro. Han parido diez canciones de Rock sencillo, del que te muele a golpes y que se disfruta a la primera escucha. Una fórmula mil veces usada y que demuestran dominar muy bien.
“Rock The Road” se bebe cual chupito de Jack Daniells, de un trago. Quema durante un rato, y cuando los vapores estomacales recorren el esófago, tu aliento huele a ganas de verles en directo a volumen descomunal. Apuesto lo que sea a que divierten incluso más que en el álbum, y de paso, revientan tímpanos. Por todo ello, se llevan un merecido 7,5 que se habría elevado con algo de riesgo al componer. Que nadie se engañe por el notable medio: la diversión que produce esta banda está garantizada. Y no deberíamos necesitar más en una noche cervecera.
Edgar Carrasquilla @gargorisi para Rockthebestmusic
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