Días atrás teníamos ocasión de entrar por primera vez en el Univero de Hotel Valmont, y ya en ese momento observábamos, algo que la verdad sea dicha nos sorprendió, un amplio repertorio de estilos y registros, y que si bien, tal como se mencionaba en la review, una gran parte del disco transcurre por las sendas del rock, pero, tras varias escuchas del disco, la verdad es no sería nada descabellado catalogarlo de intimista.
Y ahora que hemos tenido la posibilidad de hablar un rato con Manuel L. Sacristan, el que, con permiso de Bëto, da la sensación de ser el alma mater del grupo, puede ser un buen momento para saber un poco más de Hotel Valmont.
1.-Antes que nada, Manuel, agradecerte que te hayas prestado a conversar un rato con nosotros, y como todo tiene su principio, es obligado indagar un poco sobre el proceso de creación de Hotel Valmont, pero antes nos gustaría que repasases un poco las diversas trayectorias de los miembros del grupo hasta llegar a coincidir bajo el manto de Hotel Valmont.
Gracias a ti Pedro. Bueno, pues Hotel Valmont es un grupo que ha sufrido varios cambios de formación hasta llegar a la actual. Las dos últimas incorporaciones este otoño pasado han sido una magnífica base rítmica que conforman Pachi Cañamero a la batería y el irlandés Gary Dean como bajista. Pachi es el batería de la banda extremeña Maggot Brain, y además de ser un gran tipo tiene una dilatada carrera desde los años 80 en formaciones como Arcángel, con quienes grabó un disco en el 89, y Superstición. Como batería de Maggot ha grabado cuatro discos, además de ser el encargado de las baterías en nuestro disco. Gary es un chico joven que se ha pateado media Europa desde hace diez años con The Deans, una banda con la que llegó a tocar en Festival de Jazz de Montreux y con la que editó varios discos. Mi compadre Bëto también es un chico joven, ha estado en The Browns y en The Moonstones, rock sureño y garaje respectivamente, y ha colaborado en proyectos de otros estilos. Bëto es un guitarrista y bajista fantástico, con un futuro brillante. Por mi parte, empecé en una banda de pop rock llamada Dibujo Libre, tocando por Madrid a mediados de los 90 y grabando alguna maqueta. Después funcioné por libre, tocando en cafés algunas canciones propias y versiones en inglés, en plan cantautor, aunque no me identifique demasiado con la etiqueta porque lo que yo siempre quise fue tener una banda de rock. Y esa resultó ser finalmente Hotel Valmont, como te decía, con muchos cambios de formación. Recuerdo que definí el grupo en su momento como “un viaje de Tordesillas a Tucson con algún desastre automovilístico por el camino”, y con eso me refería a una especie de maldición que perseguía a la banda. No duraban mucho los baterías (hemos tenido tres), cambiamos de bajista otras tantas veces, y tras un concierto en la fiesta del PCE de 2010 donde esperaba un punto de inflexión en cuanto a afluencia y repercusión, aquello no se produjo y tomé la decisión de retomar el contacto con Bëto para incorporarle como guitarra solista, ya que él había empezado con nosotros en 2008 como bajista pero después se marchó a Lisboa a buscar suerte. A su vuelta, nos encontramos en un concierto y empezamos a madurar ideas para colaborar juntos, grabar un EP acústico, etc. Y al final lo que se produjo fue un encuentro ideal, con él el grupo dio un salto tremendo, empezamos a movernos en otras direcciones, más del rock español del toda la vida aunque sin decirle que no al hard rock angelino, mucho rock americano, las dosis justas de pop, y grabamos una maqueta de cuatro temas. Dando conciertos e intentando reunir el dinero suficiente para grabar, cogí el guante que me tiró Carlos Macías, el cantante de Maggot Brain, cuando me declaró su amor eterno y me dijo que quería producirnos un disco. Y ahí no lo dudé, Carlos es una persona con un impulso y una pasión muy contagiosos, y su banda es fortísima, así que dije sí. Además, Carlos es una persona con una cultura musical acojonante. Era el adecuado, aunque fuese su primera producción. Así que nos pusimos en sus manos, él empezó a pre-producir mis canciones en formato desnudo, en acústico, y empezamos a mandarnos emails y a hablar por teléfono a diario, estudiando las posibilidades. Finalmente, como los dos chavales que formaban la anterior base rítmica no podían grabar el disco, nos decidimos a grabarlo con Pachi y Alberto encargándose de los bajos en el álbum. Y allí nos fuimos, del 15 de agosto al 1 de septiembre de 2011, a grabar el que ha sido nuestro primer disco. Una experiencia para la que no tengo palabras, o mejor dicho, todas las que tenía las plasmé en el diario de grabación que colgué en nuestro Facebook nada más acabar de grabar. Y así hasta hoy, cuando encontramos a Gary y Pachi decidió seguir su andadura con nosotros, compaginando su actividad en Hotel Valmont con su grupo de toda la vida.
2.-Tal como menciono en la review del disco, y que también me he encargado de señalar en la introducción de esta entrevista, varios y variados han sido los estilos que me ha parecido observar tras las diversas escuchas del disco, y ya que te tengo delante, nada mejor que preguntarte, primero, si esa sensación es correcta y, segundo, en caso de ser cierta, estaría bien conocer de primera mano si con ello se consigue transmitir las esencias de Hotel Valmont.
Completamente correcta. A todos los involucrados en la grabación, que ha sido un equipo fundamentalmente de cinco personas (Pachi, Carlos, Alberto y el productor sevillano Alfonso Espadero, que ha sido el ingeniero de sonido en el disco y que conocerle ha sido maravilloso, y yo), nos gustan muchos estilos de música. Además, Carlos y yo pensamos que las canciones ofrecían multitud de posibilidades en la instrumentación y los arreglos, y ahí la labor de Carlos como productor y coordinador del proyecto ha sido esencial. Gracias a él colaboró Abraham Benítez, un teclista y multi-instrumentista extremeño que ha grabado las teclas y es un colchón sensacional tanto en los temas más rockeros como en los medios tiempos de polvo y puestas de sol, y ahí están Barrunto Bellota Band, que con un acordeón y un violín te trasladan a las carreteras de aquel maravilloso film de David Lynch “The Straight Story”, la sección de coristas femeninas y esa pujanza que aportan, el solo vocal de Mar Gallego, completamente rota, magnífica, en ese duelo a muerte con el saxofón de Dave Lerman en “Bajo el manto de fuego”, el acordeón de Fernanda Valdés, otra extremeña, que te lleva como a un puerto de mar en “El bosque de nunca jamás”… En cualquier caso, las esencias del grupo son múltiples y variadas. Al sentarme a componer, lo hago con la guitarra acústica, pero siempre tengo dentro el rock, aunque hable de cuestiones personales, más intimistas, como más de cantautor. Te decía que no me identifico mucho con eso porque en realidad siempre me ha gustado el rock potente, desde el hard rock al metal, y también muchos otros estilos. Soy de gustos eclécticos, pero lo que a mí más me gusta es el rock. De cualquier forma, encasillarnos en un primer disco, con el abanico de posibilidades que el estudio y el productor nos ofrecieron, hubiese sido un error. Pero de lo que tenía en mente cuando creé el grupo a lo que finalmente ha acabado siendo el disco “Señales”, va un trecho enorme. Yo quería hacer rock americano cantado en castellano. Punto. Y poco a poco y sobre todo con la entrada de Bëto y la ayuda de Carlos, se abrió un horizonte de posibilidades. Lo único que he hecho ha sido mostrarme permeable a casi todo. Al fin y al cabo, estaba trabajando con gente mucho más experta que yo. Y escuchar a Carlos y a Alfonso era, además de un placer, algo necesario. “Esta canción debe ir por aquí”, este banjo, esta campana, aquí los Shadows, aquí los Stooges, aquí una doce cuerdas tipo Byrds, mañana un saxofón 80’s, hoy un tono chulesco típico de Burning, ese riff que es puro Trogloditas. No pasa nada por nombrar, nadie inventa nada ya, así que recoger todas esas influencias e intentar plasmarlas con coherencia y respeto por ese legado de tantas bandas de rock maravillosas, es un trabajo que hay que acometer gozándola, porque al final hacer esto se acaba convirtiendo en una mezcla de honor y placer. Los ensayos y los directos están muy bien, son una de las esencias de una banda, pero el estudio ofrece una paleta que hay que estudiar al detalle y acabar dándole a cada canción lo que te pide. Cada uno produce un disco a su manera, eso es evidente, pero nosotros hemos acabado viajando hasta aquí, y la sensación final es que el viaje ha merecido la pena, aunque al principio la intención fuese más humilde y hayamos terminado envueltos en mil matices.
3.- En un momento de la review hago mención de dos temas como son «La Señal» y «1959» en los que el grupo suena enérgico y transita por las habituales sendas eléctricas del Rock, pero, básicamente en la segunda parte del disco, tengo la sensación de que grupo da rienda suelta a un viaje que no dudo en calificar de intimista, y he de confesar que es en esos momentos cuando más me ha sorprendido gratamente, y antes de entrar en un tema en especial, quisiera que me comentases si esa apreciación tiene fundamento o, por el contrario, no van por ahí los tiros.
Todo el fundamento del mundo. En realidad, el disco está dividido en dos partes, en una era donde eso ya no tiene mucho sentido, porque pasamos del LP al CD y ahora a los mp3 en itunes o a escuchar todo salteado en spotify. Pero en cualquier caso, el orden de las canciones fue algo que nos obsesionaba y cuando terminamos de grabar el disco nos dimos cuenta de que el álbum se escuchaba mejor como dividido en dos partes, una primera más directa e inmediata, que serían las seis primeras canciones, y una segunda parte más recia, que termina dejando un poso raro para ser un debut, considero. Un poso como de madurez, otra palabra polémica. Pero, sin querer pasarme de vanidoso, creo que es en esos momentos de reposo donde demostramos nuestras verdaderas capacidades melódicas y lo hacemos firmes, con cierta solemnidad. Bëto toca igual un blues que un tema fronterizo, un slide o un solo hard rockero, y eso redondea todo. Y se podría decir que yo me muevo más a gusto en ese tono de medio tiempo, con un punto espectral, americano, de carretera desolada, y al mismo tiempo en las canciones más enérgicas es difícil encontrar fiesta y diversión, siempre hay como un punto de furia y desesperación en nuestra música. Pero está claro que las canciones intimistas como “Todo lo que nos vio crecer”, “Bajo el manto de fuego” o el “Tren de medianoche” nos definen y nos encanta tocarlas. Se puede decir que son mi elemento, como compositor.
4.- Antes he mencionado a «La Señal» y «1959», para hablar de Rock puro, pero hay un tema, que para mí, tal como menciono en la review, sobresale por el resto, y es ese «Bajo el Manto de Fuego» en el que el Saxo de David y el violín de Javier parecen fusionarse para crear uno de esos momentos mágicos. Igual estoy exagerando, y no pasa por ser una simple apreciación personal, pero aún así, me gustaría que te adentrases un poco en cómo surge esta canción y lo que ahí quieres expresar, no en vano, tal como se puede leer en los créditos del disco, eres el autor de todos los temas.
La canción se la compuse a mi madre tras su muerte en 1998. De esta y el posterior fallecimiento de mi padre en 2008 surge la necesidad y el impulso de componer, de volcar las emociones, las frustraciones y los anhelos, la extrañeza ante un mundo del que no me siento del todo parte. Por eso me ha gustado esa especie de lucha de fuerzas que hay en el disco, todas esas letras sobre el dolor y la desazón, y la avalancha musical que han creado todos esos músicos alrededor. Concretamente “Bajo el manto de fuego” es un camino de desolación, de depresión si quieres, a nivel personal y no genérico. Respeto muchísimo ese monstruo, como dice Carlos Boyero, llamado depresión. Lo temo. Ese no poder caminar, ese no poder sentir, ese no tener ganas de levantarte de la cama pero saber que si te quedas acostado las cosas no van a mejorar, porque no puedes dormir, no quieres comer, no quieres sentir nada. Mi madre era mi pilar, y el de mi padre, era nuestro sostén a nivel emocional. Ella era una mujer fortísima, excepcional, y nos dio una lección de cómo vivir y cómo morir luchando contra un cáncer entre 1997 y 1998. De ahí surge también “La señal”, aunque originariamente era una canción muy reposada, muy oscura, en un tono tipo Mark Lanegan. “La señal” habla de lucha y desesperación, de impotencia. No hay luz. Si ella se va, yo me quiero ir con ella. Pude tocársela en vida. Lloró cuando escuchó aquello de “cuando llegue el final, dímelo, yo voy detrás”. “Bajo el manto de fuego” es el después de la muerte y el querer, efectivamente, irme detrás de ella. Desaparecer. Y aunque la vida siga sin que uno quiera, la pieza musical que han creado entre todos los músicos excepcionales que han participado en la canción, es el mejor homenaje posible que se le puede hacer a mi madre, mujer sin igual.
5.- Antes de tu respuesta ya «Bajo el Manto de Fuego» era para mí el tema más destacado del disco, pero tras leer eso de «es un camino de desolación, de depresión si quieres, a nivel personal y no genérico——» sin duda este tema adquiere, tras una nueva escucha, una nueva dimensión, y todavía hace que me reafirme más en lo que en su momento ya señalé al comentar que la segunda parte del disco era absolutamente espectacular, en las que salvo «1959» todos los temas transitan por sendas intimistas, y es por eso que me gustaría saber algo más de ese «1959», ya que, tal como has comentado anteriormente el orden de las canciones no es por simple casualidad.
El 11 de noviembre de 1959 mi padre fue detenido en la puerta de su casa por miembros de la Brigada Político Social que operaba durante el Régimen de Franco y cuya sede estaba en la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol. Mi padre llevaba ya varios años formando parte del Partido Comunista de España, tras ser “captado” por Jorge Semprún en París en el año 1957. La noche del 11 de noviembre del 59, y como consecuencia de una delación de un compañero del Partido, mi padre fue detenido y conducido a la DGS y torturado durante 6 días hasta que se formó el consejo de guerra que le condenó a casi tres años de cárcel, que cumplió en Palencia hasta el mes de diciembre de 1962. Aquellos seis días mi padre los acabó relatando en su libro de memorias “Mañana a las once en la plaza de la Cebada” (publicado de forma póstuma en el año 2008), un título que hace referencia a la cita que tenía a la mañana siguiente de ser detenido, precisamente con Semprún, en esa plaza madrileña. La canción recoge frases textuales del libro de mi padre que relatan su experiencia, sin poner ni quitar, sin juzgar, sin grandes dogmas morales, salvo uno que resulta emocionante: el silencio del torturado, el aguantar las torturas, es la única manera de sobrellevarlas el resto de tu vida, y la mejor manera de hundir al torturador en la desesperación que le supone no obtener la información. La canción es un homenaje a mi padre, en el sentido de comprender y respetar su fortaleza, sus convicciones, sus ideas, y la única apología que pienso que hago escribiéndola es a la resistencia, a la pelea, a aguantar esos nombres y esos datos que te reclaman salvajemente, a golpes, a insultos, en una de las vivencias más extremas que se pueden tener, sospecho. Después, musicalmente, y de nuevo creo que debemos tributar un reconocimiento a Carlos Macías, la canción recoge toda esa violencia y ese tormento, es un tema muy angustioso, con mucha dinámica, repleto de vibraciones obsesivas, y está completamente en consonancia con lo que queríamos transmitir. Todo el mundo se implicó en ese objetivo. Ninguno conoció a mi padre, pero todos sintonizamos. En ese tema queremos, sin ninguna prudencia, introducir al oyente dentro de aquel calabozo, que se pregunte por qué, igual que hacemos nosotros, en definitiva entender los quiénes y los porqués. Estoy orgulloso de mi padre, y como parte de mi duelo tras su muerte en agosto de 2008 necesité escribir esta canción, aunque en este caso tiene una doble intención, como homenaje a un hombre extraordinario que jamás buscó venganza, y como alegato contra la tortura que en realidad fue escrito por él, que lo vivió en sus carnes. Yo me limito a recoger frases suyas, permitiéndome algunas licencias literarias para adaptar su prosa a mi canción.
6.- Anteriormente ha quedado claro la estructura del disco y la obsesión por el orden de las canciones, y estoy absolutamente convencido, aunque he de reconocer que se escapa y, por más que lo intente, no consigo descifrar el significado de las cuatro fotos de la portada del disco. Estoy absolutamente convencido de que ahí se esconde algo, sobre todo en esa única fotografía donde la naturaleza no es protagonista. No sé si se puede dar alguna explicación, o por el contrario es una invitación a que cada uno haga su propia interpretación, pero ya que te tengo aquí delante, no estará de más en que pregunte por ello.
En absoluto, de hecho parte de la respuesta anterior entronca con esta. Vamos a ver, en primer lugar las fotos pertenecen todas a uno de los dos fotógrafos amigos del grupo, que son Vidal Fraguas Sainz (nuestro fotógrafo en directo) y Jesús García Escudero. Cuando hablé con Jesús de mi idea de que cada foto tuviera algo que ver con la letra y con el espíritu de cada canción, él encontró en sus archivos dos colecciones de fotos de lo que él llama sus “rayadas” que pensó que podían encajar. Paisajes, perros abandonados, bicicletas hechas trizas, estaciones de metro, amigos paseando por la mañana tras una noche golfa. Me envió los archivos y me pasé muchas horas seleccionando las fotos. Mi mujer me fue de gran ayuda, y Carlos también. Con esa foto que mencionas pasa algo que me resulta curioso, y es una cuestión genérica: a las mujeres les provoca desazón, no les gusta, y sin embargo a los hombres les encanta. Es algo extraño, que prefiero no interpretar, solamente constatarlo. Sobre la portada te puedo decir que mi obsesión por la naturaleza y los paisajes de campo está totalmente representada, soy como ya habrás visto un gran fan de la película de David Lynch “The Straight Story”, y ese tractor a lo lejos en la segunda foto de arriba a la derecha recoge un poco esa fijación por las carreteras desérticas, la soledad, la huída casi de negación, de profunda necesidad vital de desprenderse de ataduras y, simplemente, ir por la carretera, aunque sea en un tractor lento, cuando algo te ha llamado para seguir tu propio trayecto, a tu manera. Luego, esas espigas y ese cielo azul a la izquierda son un símbolo de calma y soledad, y esa rotundidad un poco nostálgica de la imagen creo que representa muy bien la clase de canciones reposadas de las que hemos hablado antes, o al menos a mí me lo parece. Después, la sección inferior de la portada (que es un homenaje a la del “Let it be” de los Beatles, mi disco favorito de ellos y el primer disco de pop que me puso mi madre), representa la parte más enérgica del disco, pero de una forma un poco turbia. La foto del paisaje con los molinos de viento y las nubes amenazando tormenta, y finalmente esa pelea de dos amigos en una calle de Lisboa, que no es real pero bien lo parece. Ahí está esa parte del disco sobre el dolor, expresado de una forma muy intensa, como si fuera en parte este disco un ajuste de cuentas. Soy un absoluto defensor de esa foto y de su crudeza, aunque sea ficticia. Para mí ahí está encerrada la realidad sobre determinados represaliados. Y por eso también esa foto representa mi forma vehemente de absorber y reflejar las experiencias dolorosas que he tenido en la vida, ciertos detalles de la clandestinidad de mis padres, la enfermedad y la muerte de mi madre, luchadora incansable y también presa política durante los años 70, y el fallecimiento más reciente de mi padre. Al final necesitas mucha introspección, y las canciones son una manera de volcarlo muy efectiva, y tienen un valor compensatorio tremendo. Te devuelven tu imagen, la realidad de lo que sientes está expresada sin protocolos, y lo que hemos hecho en el estudio en algunos temas («La señal», «Bajo el manto de fuego», «1959», «Radiografía de un fracaso», «El bosque de nunca jamás») ha sido pulir esa imagen hasta convertirla en rock detallista, intimista pero a la vez potente… Volviendo a la foto, y a lo que quiero expresar al elegirla, es por un lado mi pasado, con el que ajusto cuentas, y por el otro lado tienes la mirada al pasado de mis padres, y a la vez un reflejo de una preocupación sobre la represión en la calle. Esa idea también me parecía interesante recogerla a través de una imagen. Es una realidad a la que no soy ajeno, y además de la paz, la calma y la nostalgia, también quería abrirle un hueco a la violencia sórdida que encierra esa foto, donde hay uno que golpea y otro que suplica clemencia. Forma parte de nosotros, de nuestro pasado, de nuestro presente y forma parte de este disco. Y en última instancia, claro, está íntimamente relacionada con la canción “1959”.
7.- Siguiendo con las «señales», tampoco es ajena mi curiosidad por los diversos objetos que se pueden ver dentro de esa funda de guitarra, que a modo de bagaje personal parece que en algún momento de tu trayectoria personal han formado parte de ti, o del conjunto de los miembros del grupo.
Son profundamente personales. Soy un gran fan del rock and roll, de las series de televisión de la década de los 90 y algunas actuales, me encantan los cómics, y ahí están las fotos con mi mujer y mi hijo, el libro de mi padre, un diario de mi mujer, un sombrero que me trajo de California mi mejor amigo, una botella del whisky que rocío con coca cola, un cigarro, una taza de café con uno de los logos de Los Soprano, mi guitarra, y algunos de mis discos fetiche. El “L.A. Woman” de los Doors, adoro ese disco, Morrison cantando aquello de “I live uptown/I live downtown/I live all around” en “The changeling”, un tema en el que se hace referencia a un tren de medianoche en el que abandona la ciudad, en ese disco de huída y de raza, tan crudo, tan recio, terminado de forma sensacional con esa hipnótica “Riders on the storm”. Luego está el “Some other sucker’s parade” de Del Amitri, un referente absoluto, cómo mezclaban el rock americano con el pop rock anglosajón, esas texturas, una banda magnífica para mí; el “No me iré mañana” de Antonio Vega, qué puedo decir, el mejor disco de la historia del pop rock español en mi opinión, lleno de detalles, con el Vega más completo que hemos conocido; “American Caesar” de Iggy, quizás el mejor frontman de la historia, qué tipo, me encantan sus historias de esquizofrenia y golfadas junto a Bowie en los 70, y ese álbum fue también un poco de iniciación, con esos tonos acústicos en un marco de rock, la versión modernizada de “Louie Louie”, la canción que le compone Steve Jones de los Pistols “Beside you”, que es un temazo, no sé, podría haber elegido muchos discos de Iggy (“Kill City”, alguno de los Stooges…), pero ese fue el primero que compré de él y mi favorito, de un tipo al que admiro mucho porque representa el rock de una forma muy visceral; luego está la banda sonora de “The Straight Story” de Angelo Badalamenti, no te puedo decir lo que me hace llorar esa BSO, la escuché con mi mujer repetidamente en un viaje maravilloso a la Galicia profunda, la del interior de la provincia de Lugo, un viaje donde nos fuimos con mi padre y que disfrutamos como locos, éramos novios todavía, en mitad de aquellos marcos incomparables y rodeados de naturaleza salvaje, sin explotar, gastronomía de locura, sus gentes… una parte importante de mi vida transcurre en esa Galicia y por fin pude ir allí con Silvia; y luego, el “Lies” de Guns N’ Roses, el primer disco que tuve de ellos, y un álbum frecuentemente ignorado, o no suficientemente ponderado, y que una vez más representa la bicefalia que tanto parece obsesionarme, esa mezcla de rabia y sensibilidad, una primera cara en falso directo que suena rabiosa, cruda, a todo trapo, y la cara B, la acústica, con momentos de inusitada belleza. Y adelantándome a tu hipotética pregunta, permíteme que te diga que otro de los fetiches que aparece en esa foto de “Señales” es un llavero de la edición especial de “Chinese Democracy”. Soy defensor de ese disco y de la figura del cretino de Axl Rose. Un tipo complejo y genial, estúpidamente entrañable. Su disco, aunque sumamente imperfecto, tiene infinitos momentos de grandeza, y tiene «There Was A Time», una pieza para la que no encuentro palabras. En la foto de “Señales” está doblemente representado, por tanto, mi amor por Guns N’ Roses, los perros callejeros y las estrellas rotas. Por lo demás, me gustan los comics, me gusta Frasier (¡me encanta Frasier! ¡Viva Niles Crane!), me gusta Twin Peaks, sobre todo sus primeros capítulos, aquel lugar tan extraño y todo ese elenco de personajes. Y Los Soprano, un punto y aparte como film de 1.000 minutos, que es lo que es en realidad. Un amigo me trajo la taza de la película de Chris Moltisanti sobre Tony Soprano, y no podía no aparecer una “señal” de Los Soprano. Y por fin, la camiseta del Barça. Qué puedo decir, de algo hay que morir. Soy de esos colores aunque también colchonero, pero me vendí al vil metal de chaval y soy del Barcelona hasta donde mis antecedentes cardiológicos me permiten. Estamos viviendo una buena época. Algún día la echaremos de menos. Pero es sólo un símbolo. El disco está lleno de ellos. Por eso se llama “Señales”. Había tantas a las que atender, tantas cosas que volcar, tantas obsesiones que reflejar, tanto universo. A uno su universo le parece monstruoso, claro, aunque luego es sólo una vida. Pero una vida donde aparte de plantar árboles, escribir libros y tener hijos, también está el rock, y este es nuestro disco de rock, para cada uno de los implicados tiene un significado, para mí es el de haber cumplido un sueño… con creces.
8.- La siguiente pregunta no es nueva, ya que suele salir en todas las entrevistas que por aquí se realizan. Sí, nada que ver con la creación de una obra, pero sin duda es un elemento básico, por lo que pienso que hay que tocar. Manuel, háblanos del tema de la financiación del disco, aunque he de confesarte que una vez leídos los créditos del disco que quedado gratamente sorprendido, al ver que e Hotel Valmont ha contado con la producción de Carlos Macias, y esto, de producir un primer trabajo de un grupo, no parece ser demasiado habitual en los tiempos actuales donde la mayoría de artistas tienen que tirar de una auto financiación. De nuevo mi curiosidad hace que te pregunte por el tema.
Carlos nos ha producido con cariño y he pagado una cantidad no demasiado elevada por los 15 días en el estudio de grabación Yenimusic de Casar de Cáceres, donde se tiene la fortuna de que se convive en el mismo sitio donde se graba. En el ático está el estudio y luego hay dos plantas más y un garaje. Es un lugar idílico, y un pueblo maravilloso repleto de gente hospitalaria. El disco lo hemos pagado con el poco dinero que sacamos en los conciertos y ahorros. La producción de Carlos ha incluido a una buena cantidad de músicos que han participado gracias a su amistad con él, y todo el equipo que necesitábamos en cuanto a instrumentos, con lo cual Carlos ha puesto mucho de su parte. Desde luego, todo su empeño y toda su coordinación han sido fundamentales, así como la experiencia, la capacidad técnica y la vitalidad de Alfonso Espadero. Pero el disco lo hemos pagado entre Alberto y yo, en la medida cada uno de nuestras posibilidades. Todo el mundo ha trabajado mucho por este proyecto, pero no se movió previamente para buscar financiación. Es ahora cuando la busco, la financiación para un siguiente proyecto, alguien que quiera apostar por el siguiente o los siguientes discos de Hotel Valmont. Ahora he cumplido un sueño, y he pagado por él, un dinero que considero justo y proporcionado. Ahora se acabó. Queremos seguir grabando según nuestros propios criterios pero ahora somos una banda, con una web (www.hotelvalmont.com) que hay que mantener, una promoción a cargo de Nano Ruiz y Lengua Armada que nos están ayudando un montón, es un apoyo ahora mismo fundamental.- Ahora la banda gasta y cobra a partes iguales y no es exactamente un negocio rentable, porque cada paso supone dinero. Lo que hace falta es que alguien quiera apostar por el próximo paso, que alguien tenga curiosidad y ganas de implicarse en un siguiente movimiento. Si no, habrá que grabar canciones sueltas por dos perras y volver a los años 50, colgar dos singles en la web para descargarlos gratis, o grabar Ep’s caseros con una carpetita para envolver un cd-r en el que has pegado una pegatina con un diseño que te ha hecho un amigo. Así de curiosas están las cosas. Eso de diez o veinte mil euros para un disco, eso no aparece en el horizonte, aunque no estaría mal, claro está. Eso sí, para nosotros es imprescindible trabajar de nuevo con Carlos y con Alfonso, con nuestro material, a nuestra manera, sin videoclips absurdos ni un sonido concreto para apuntar a un público concreto. Y como todo no se puede tener, pues seguiremos con nuestros criterios, para bien o para mal.
9.- Estamos llegando al final de la entrevistas, pero antes me gustaría que nos contases un poco como está el libro de ruta de Hotel Valmont, a partir de ahora que el disco ya se encuentra en la calle. ¿Tenéis prevista algún tipo de gira, y en caso de que así sea, por donde habrá posibilidad de ver qué tal se desenvuelve Hotel Valmont en directo?
En la primavera estaremos seguro en Plasencia y Cáceres y en verano en Barcelona y seguramente en Galicia. Entretanto, repetiremos en Madrid antes del verano y también estaremos tocando en la sierra de Madrid, donde el año pasado tuvimos una buena acogida. Quizá haya algún acústico por ahí, en algún momento. La economía no permite muchas alegrías pero intentaremos hacer una gira pequeña que cubra los territorios de forma racional, aunque nos falta concretar algo en Andalucía. Estamos hablándolo, pero determinadas cosas tienen que encajar y todo lleva su tiempo.
10.- Bueno, creo que tras esa apasionante charla, sobre todo esos puntos que han incidido en la parte más intimista del disco, ya va siendo el momento de poner punto final a la misma, pero por si alguna cosa ha quedado en el tintero o no ha salido a lo largo de la conversación, o hay algún detalle que crees que merece alguna mención especial, no sin antes agradecerte la atención que has tenido con Rockthebestmusic, te cedo el micro para lo que creas oportuno.
Lo único que quiero es agradecerte la posibilidad de expresar todo esto, ha sido una entrevista magnífica y te agradezco muchísimo el interés que has demostrado, para nosotros salir en un medio no es fácil y por tanto estas oportunidades son pocas. Si además se hacen así, la satisfacción es doble. También quisiera agradecer a mis amigos el estar siempre ahí al lado del grupo, a mi mujer su paciencia y su cariño, y en general a todos los que han apoyado a Hotel Valmont, que cada vez son más. Y a Nano, a Carlos, a Alfonso, a Mar, Ana, Laura, Barrunto Bellota, a Abraham, nunca podremos agradecerles lo suficiente su apoyo. Y a los que estuvieron desde el principio y a cualquiera que venga, que esperamos que el disco os guste y que estéis en los conciertos apoyando, que la cosa está difícil para todos y que esperamos que el rock and roll siga haciéndonos sentir mejor. Muchas gracias a todos, os queremos.
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joder, pedazo de entrevista, que forma de desnudar tu alma para explicar tu musica y de donde viene. Ademas, comparto su opinion sobre guns n roses e incluso hago mios muchos de sus pensamientos. Habra que investigar a esta banda
Grande Manuel. Señales es un gran disco. Saludos.
Aaaaaaaaaayyyy mi corazoncito se llena de subjetividad si leo lugares como Cáceres, Plasencia… pero aunque no fuera así, siendo rigurosamente objetiva jejejeje debo afirmar que de Extremadura sale calidad, lo repito una y otra vez, de modo que me alegra que trabajos como el que publicáis me den la razón! 😉
Eso de que falta concretar algo por Andalucía, hay que solucionarlo, eh? que es donde ahora vivo y sería un gustazo disfrutar de un directo de HotelValmont!!!!!
Enhorabuena de nuevo por la entrevista, Perem!!!! miel en los labios para desear más!
Achuchones!
Acojonante e interesantísima entrevista, master of rock&racket. Precisamente me dejó hace poco un comentario un tal Manuel Sacristan en mi último post de Nacha Pop, no sé si será el mismo. Como anécdota me ha llamado la atención lo que dice del temazo «Beside you» de Iggy Pop. Oye, me interesaría catar el disco para quizás postearlo, a ver si me puedes pasar una copia o un enlace. Abrazo.
Sí Johnny era un comentario sobre «El momento» si no recuerdo mal ¿verdad? Sí fui yo. Escríbeme por favor a mlsacristan@gmail.com y hablamos de lo del disco ¿te parece? Abrazos.
Y tengo delante el libreto de «American Caesar» de Iggy Pop, y sí, la letra es de Iggy pero la música es de Steve Jones. De hecho es el típico medio tiempo de Jones en los 90’s, recordemos esos temones de escándalo que compuso para el disco de Neurotic Outsiders con Duff McKagan de Guns N’ Roses.