En mayo de este mismo año, salía a la luz el nuevo disco de los refundados Ilegales con el nombre de Jorge Ilegal y Los Magníficos. Acostumbrados como estábamos a escucharlos, desde luego, en otros registros y formas de ese rock tan personal que ha dignificado a los asturianos, a los que hemos seguido desde sus inicios, nos quedamos haciendo cruces. El nuevo disco no nos convenció. Siempre se agradece el escuchar a Jorge (yo al menos), pero el nuevo disco era tan distinto que… bueno no es la música que más nos ponía (ni nos pone). ¡Qué cambio de rumbo! Irreconocible ese ilegal Jorge que años atrás cantaba aquello de “Odio los pasodobles”; ahora lo odiarás tú a él oyéndole cantar mambos, boleros, chachachás y demás, por mucho que Jorge insista en que han tratado de dignificar esta música (escribo esto y en el fondo sé que todo se lo perdono… pero que no se repita).
Pero analicemos. ¿Dignificar? ¿Qué significa esto? Ese tipo de música ya está dignificada por sí misma (o no), pero desde luego no observo ninguna novedosa seña de identidad en el modo de tocar esos temas (muchos de añejo abolengo) que logre embadurnarlos con no sé qué mistérica suerte de dignificación. El disco ha recibido críticas de diverso tipo y no falta quien lo haya elevado hasta inmerecidas cumbres. No lo entiendo. Es como si Carlos Baute se pusiera a cantar temas de Dio y dijésemos: Joder, ahora sí que suena esto bien; hala un 9’5. Ya me diréis.
El único concierto de la gira hasta la fecha es el ofrecido en el mismo Oviedo el 19 de septiembre pasado. Debido a la lesión de uno de los componentes, hubieron de posponer parte de la gira (Barcelona, Valencia, Alicante y Vitoria). La próxima cita en Joy Eslava, en Madrid, el 15 de diciembre. Allí no estaremos. Suerte.
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Como se dice en el texto: ¡suerte!.
No podré estar aunque me gustaría muchísimo.
Un abrazo, Ángel.