Antes de nada, tengo que reconocer que suelo ser bastante generoso a la hora de calificar un producto artístico. A no ser que una película (en este caso concreto) me aburra soberanamente o no me aporte nada, es decir, que no suponga un incremento que sumar a mi bagaje (vital, cultura, etc.), suelo pasar sobre ella de puntillas y la abandono enseguida (su recuerdo digo) sin muchos miramientos. Si me digno a comentar o al menos a dar una primera impresión de esta última peli de Malick es porque en este caso ha ocurrido lo contrario.
Terrence Malick comenzó en el cine tanteando en el séptimo arte. Su primera película, Malas tierras, ganó la Concha de Oro en San Sebastián. Si la merecía o no es otro cantar, pero no dejó indiferentes ni a crítica ni a público. Desde luego, a mi parecer es una película más que notable. Algunas constantes en el cine del texano, como la voz en off o la preocupación por la fotografía ya están presentes en este film. De hecho fue la fotografía (Néstor Almendros) lo que más llamó la atención, pues es lo que prima, en Días del cielo, su segunda obra, quizá la más insustancial de su producción. No dejan de ser ambas, películas dirigidas a un público amplio, aunque ya vemos a un Malick que huye de lo más puramente comercial. Ese carácter lírico, “intelectual” y, sobre todo, espiritual que impregnará su producción posterior aun no está sino esbozado en ellas. El argumento, la trama, impera sobre lo emocional, sobre lo filosófico también.
El gran salto a mi entender se produce en La delgada línea roja, un film pretencioso en el que esa liricidad, o esa voz en off introspectiva andan en busca de una conclusión espiritual. Quizá sea este su mejor film. Para mí lo es, desde luego. Es ahí donde se plantea ya el problema de esos dos mundos enfrentados: el real, el de la modernidad en busca del poder, la riqueza, el mérito, y el de la bondad inherente al ser humano, socavada por todo lo que ha entrañado en devenir social del hombre, cuando comenzó a “hacer historia”. Aumentan las imágenes en que la naturaleza y la bondad del ser humano, representado por el “buen salvaje”, se imponen a ese constructo quizá artificial que representa el hombre moderno. Los silencios comienzan a tener voz propia. El estatismo de la meditación, de la introspección imponen el rumbo de la película; el monólogo interior comienza a presentar ese diálogo con uno mismo lleno de conflictos, existenciales si se quiere, aunque más bien creo que convendría llamarlos espirituales. Un producto más que digno, y muy original, dentro de la filmografía bélica al uso. Exquisita, imprescindible.
El cine de Malick comienza a llenarse de profundidad en La delgada línea roja. El autor, en su personal búsqueda de una verdad, comienza a hacerse preguntas: “La crueldad en el mundo, ¿cómo ha nacido? ¿de quién es obra?” ¿Qué, quién, ha permitido que el amor haya sido relegado cada vez más al estante más alto, a la marginalidad? “No hay un mundo después de este donde todo sea perfecto: solo este, este pedazo de tierra”, se dice el protagonista de la película. Es aquí donde la virtud ha de encontrar el terreno donde poder expandirse, donde el amor ha de triunfar sobre el odio creciente en el ser humano.
En ello enfatiza también en El nuevo mundo, una película recomendable a mi entender, que parte de la consabida leyenda de Pocahontas y John Smith, y en la que el mundo “civilizado” europeo (del siglo XVII) se enfrenta al “salvaje”, inocente, del Nuevo Mundo. Ya os imaginaréis cuál es el que sale mejor parado. Voz en off, visiones panteístas, introspección espiritual, son claves tópicas y líricas que definen definitivamente el cine de Malick.
Y llegamos a 2011, después de 6 años (es habitual en Malick), tomamos unas palomitas y nos disponemos a visionar el nuevo largometraje: El árbol de la vida se titula. Ya sabemos de la diversidad de críticas que la peli ha ido recibiendo, dispares, extremas en ambos sentidos. Esto, claro, le añade un aliciente más: el film es polémico, veamos por qué. No hemos llegado al minuto 45 y ya sabemos las razones que llevan a la gente a abandonar los locales de cine. La película es lenta, es lírica, es filosófica, es una película de planos, de secuencias lentificadas, de voces en off algo tristonas o mustias, en la que coger el hilo se hace harto complicado (al menos en primera instancia) y encima incluye un mini-documental sobre el origen del mundo que quizá sea un exceso sin llegar a ser un despropósito.
Por tanto hay que agarrarse bien a las aneas, hay que disponer el cuerpo para ver algo distinto a la mayoría del cine made in Hollywood, y bueno, hay que estar algo avezado en este tipo de productos si uno no quiere llegar a aburrirse o a que el desconcierto se apodere de la integridad de uno. Por eso prevengo ya para que nadie se llame a engaño. Quien esté habituado a ver el cine de Tarkovski (al que tanto debe esta peli), el de Bergman, o no siente ganas de bostezas con ese tempo lento del que Kubrick se sirve en 2011, una odisea del espacio, no tendrá problemas en aguantar la proyección de un tirón, sumergirse en ella, adentrarse en sus recovecos, comulgar con lo que se nos presenta de sopetón a unos metros de la cara, ir descubriendo en nuestro interior sentimientos olvidados y rescatarlos.
Hablábamos de búsqueda en el cine de Malick, pero no menos importantes son los encuentros, los hallazgos. El fin último de una búsqueda, al menos si es denodada en el devenir de una trayectoria fílmica como la de Malick, ha de concluir felizmente en determinadas conclusiones. Conclusiones abiertas, porque no deja de ser un film muy simbólico, plagado de ventanas abiertas al intelecto y al alma, y es que ese buceo en la oscuridad impepinablemente dificultoso y de tanteos profundos entraña por fuerza una sumisión a lo poético, en el sentido de búsqueda constante. Esa búsqueda infructuosa que, en cambio, nos va dejando para la historia del arte ejemplos estéticos ejemplares.
El motivo principal del film es la pérdida del hijo, un niño que ha sufrido la rectitud de un padre algo maniático, y la bondad y cariño vehemente de su madre. La visión retrospectiva impone entonces su gobierno y comienza el juego: la introspección de nuevo, la belleza de las imágenes (líricas), el juego con la cámara, la reflexión filosófica sobre el amor y su pérdida (es el gran tema de la película), la plasticidad poemática llena de sensibilidad… Es una película donde la interpretación es fabulosa, donde los gestos y los silencios logran comunicar tanto como las palabras o el desarrollo de la “trama”. No deja de ser un riesgo sin concesiones, pero es que me da que Malick no rueda para venderse al gran público. ¿Consecuencias? Que habrá quien entienda que la película es un truño y un tostón del carallo. El cine pretencioso e intelectual(oide) es lo que tiene. No deja de ser un reto, si es que uno está dispuesto a aceptarlo. Yo, sin ser nadie (o solo por eso), salgo más completo después de haberla visto.
Si os gusta, por ejemplo, Sacrificio, de Tarkovski (aunque el discurso filosófico en Malick actúa de una manera más velada), te gustará la película. Depende de cómo seas tú, o de cómo creas que hay que encarar el arte cinematográfico, o de lo que le pidas a una película por la que incluso pagues, así te gustará la peli más o menos. No hay más. Tú decides.
NOTA: 8’5
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Me gusta lo que cuentas, y estoy convencido que me gustará, ya hace tiempo que me quedo en las puertas de las salas ante la oferta que muestran, por esta yo si que paaría, sobre todo me ha gustado eso de ‘salgo más completo después de haberla visto’ eso debería ser el cine, y cualquier arte siempre.
Saludos
Bufff, ya oí de todo de esta peli, pero me da que no me va a molar… estoy esperando a que salga en dvd pa verla en VOSE.
yo pense que Terrence Malick era un negro, que también es actor, y más joven… aunque no sé como se llama!
¨Terrence Howard se llama!
Yo la vi el dia que salio y me encanto, pero tambien me gusto La delgada línea roja, que no considero que sea un film pretencioso! Malick es un maestro en filosofía y como tal hay que ver sus peliculas.El arbol de la vida ha supuesto para mi una bocanada de aire fresco en un moemnto que necesito aire como nunca!
Un abrazo
Por cierto ver esta pelicula en DVD o bajada es absolutamente una estupidez!Se tiene que ver en pantalla grande, muy grande.
Pero doblada??? es que el cine doblado pierde el 70%… y más ese.
Star Wars no.
pues tiene momentos de gran belleza, pero a mí no llegó a engancharme la trama de la familia, demasiado dispersa. Tampoco Sean Penn pinta mucho, la verdad. Lo de los dinosaurios me pareció ridículo y el final es tan obvio lo que nos quiere contar… esa playa, ese marco de madera en el desierto…
A mí las 2 horas y media se me hicieron eternas aunque hay momentos deslumbrantes. No me extraña que algunos cines devuelvan el dinero si te vas en la primera media hora, no es una peli convencional, o la amas o la odias.
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La tengo pendiente de ver pero voy fatal de tiempo. Terrence Malick es un grande del cine. Me gusta eso que dices de Tarkovski, menudas guerras recomendandolo a unos cuantos cerrados de mente.
Gran Post Angel
Por cierto, Terence (que no Terrence) Howard es el nombre verdadero de TTD ahora Sananda Maitreya.
Saludos Angel Y GF, of course.
Veamos…… poco puedo decir ya que todavía no la he visto. De momento la tengo en la carpeta de pendientes, pero, a priori, y después de leer tu magnifico texto, y ya intuyendo los caminos por los que se va a desenvolver el amigo Malick, quiero hacer mención a ese Kubrick que mencionas y la gran diferencia entre él y Malick. Para mostrarnos 2001, Stanley elige a Keir Dullea y el amigo Terrence, en su película, elige a Brad Pitt…. aghhhh ahí es donde duele, y no es que Pitt no pueda estar a la altura, todo lo contrario, para ello solo hay que recordar su actuación en 12 monos, pero duele pq el amigo Terrence ahí hace trampa.
Repito, no he visto la película, pero se me antoja que para poder entrar, como así ha sido ya que solo hace falta ver la lista de las películas que más recaudaron el pasado fin de semana, en terrenos económicos interesantes, el amigo Malick recurre a la figura de Pitt, y eso incide mucho en que un determinado público acuda a la sala de cine a ver una peli que sale Pitt y Sean Penn, y claro, nadie les ha avisado de que que existe un cine contemplativo, un cine de autor….. un cine de Terrence Malick…… y ya la hemos liado: Abucheos y desbandada a los 30 minutos de película.
Lo siento, pero ahí alguien ha hecho trampa, cosa que no hizo Kubrick con su 2001, ahí solo estaba Keir Dullea…….
Charlie: Pues es posible que no te guste, ya te lo digo. Y sí, en VOSE la he visto yo. Creo que es lo ideal si no se sabe mucho inglés. Por cierto, algunos doblajes son tan buenos que la película gana en vez de perder.
Master Tsi: Me alegro de que te haya gustado. Todo film que intenta salirse de los habitual con fines demasiado filosóficos innovando en distintas técnicas no tiene más que ser pretencioso en sí mismo. Lo innovador siempre lo es. Luego, si la cosa se convierte en moneda de cambio y crea un modelo de cine, pues deja de serlo. Es una cuestión semiológica. Lo ideal es ver esta peli en pantalla gigante.
Chals: No puede asegurar que te guste porque no conozco tus gustos. A mí me ha gustado. Es lo que puedo decirte. He salido lleno de emociones y sensaciones. Es de esas que volverías a ver para sacarle más el jugo.
Luis Cifer: Buah! Eso es, el papel de Sean Penn es un sobrante y el mini-documental casi que sobra, un relleno excesivo. La historia de la familia, la manera en cómo es tratada, a mí me parece de lo mejor. Suele pasar con el cine de Malick: o te gusta o no, eso dicen, pero cabe la postura intermedia, pues a mí hay películas que me gustan más que otras. La delgada línea roja me gusta inmensamente más que Días del cielo.
Cavaliere: A Tarkovski hay que cogerle el punto, y uno puede pasarse toda la vida intentando cogerlo. Tiene momentos soporíferos junto a otros verdaderamente reveladores.
Perem: Para empezar te diré que Kubrick me gusta más que Malick. La semejanza con esa 2001 era en cuanto al tempo lento que utiliza en también Malick en diversos momentos de la peli, siendo el principal el (prescindible) mini-ducumental.
La elección de Pitt no me parece mala; sí, ya sé que es un guaperas y todo eso, pero no me parece mal actor. Un director que no concede entrevistas, que no quiere ser fotografiado, es decir, que no quiere sacar del cine más que lo que reporten sus pelis, malamente creo que elige un actor porque sea famoso, si no es también bueno. Citas 12 monos, pero no son peores sus papeles en El club de la lucha, en Snatck. Cerdos y diamantes o más recientemente en Malditos bastardos. Claro, luego tiene cagaditas de lucir palmito del tipo Sr. y Sra. Smith y demás. Fíjate a quién coge para hacer Días del cielo, a Richard Gere. Bueno, era joven, y no muy conocido aún, pero para mí es la gran cagada de la peli. En fin, no creo que sea hacer trampa recurrir a los mejores para hacer la película de tu vida, porque esta tiene toda la pinta de eso, un vaciado. Creo. Pero, bueno, échale un ojo y después sacamos más conclusiones.
Yo no creo que Brad Pitt sea un buen actor… no es malo desde luego, lo que pasa que, a veces, sale en pelis muy buenas (club de la Lucha, Seven)… pero pelis que seguirían siendo buenas si, por ejemplo, pones a Leonardo DiCaprio… os iimagináis Fight Club sin Norton o Seven sin Freeman? seguro que perdían.
Esto nos llevaría a una discusión sin final. Porque las pelis buenas las hacen en gran parte los actores buenos y no he escuchado a nadie decir que El club de la lucha es buena pese a Pitt. Y es que me has puesto el ejemplo de dos actores que posiblemente me gusten incluso más que Pitt, como son el señor Morgan ‘el de las grandes narices’ y un Norton que es de lo mejor de hoy en día y que va a más. Pero te adelanto que nadie es sustituible. Yo lo que sigo preguntándome es que carajo pinta Sean Penn en esa peli de Malick… Y otra cosa: a mí Seven no me parece tan buena; no es que sea mala, que es buena, pero no es para tirar cohetes: quitas a Morgan y se queda en los huesos.
Quise decir “insustituible”.