En 2009 el grupo Chickenfoot formado por Sammy Hagar (vocalista, ex Van Halen), Joe Satriani (guitarra), Michael Anthony (bajista que venía también de Van Halen) y Chad Smith (batería llegado de RHCP), daban a la luz, nos regalaban diría yo, un álbum memorable, notabilísimo, que por aquí fue considerado por Perem como el mejor del año. Yo aún no había nacido para RTHB, pero puedo decir que ese al que aún no conocía iba muy bien encaminado, si no fuera por la alargada sombra que el The Visitors de UFO vertía sobre el panorama del buen rock del momento (superior para mía al de los Chickenfoot).

Aquel disco de 2009 recibía una influencia directa de las buenas fuentes del rock de los setenta, donde bebía directamente, y los Purple, los Zep o los Sabbath dejaban su indiscutible impronta en los ritmos marcados en muchos de los temas que conformaban el álbum, así como en pinceladas de indeleble recuerdo y relación inmadiata. Pero no lo hacían menos otros ingredientes que quizá se omitieron por descuido y son los que le otorgaban personalidad (propia) al disco: un poco de influencia Halen, otro poco de influencia glam, algo de Whitesnake y un rock de compases, ritmos y bases muy a la americana, un poco de toque Satriani en las cuerdas punteadas con reconocida fantasía y al final, ¡boom!, el milagro de un disco que sonaba a música celestial.

Estos tíos demostraban, además, que se divertían haciendo música y ese buen rollo se transmitía subrepticiamente al escuchante, al público, a los que veíamos los vídeos en que aparecían trabajando. Y era una alegría e ilusión que aún seguía vigente, actuando como una argamasa (pese al problema que presentó Chad y las vicisitudes que acontecieron sobre su reemplazo en la gira, dejando al volante de los platillos a Kenny Aronoff), cuando nos dieron a conocer el videoclip del tema “Big Foot” del nuevo álbum. Sinceramente, la canción no me pareció mala, pero me era inconcebible escucharla al mismo tiempo que veía ese vídeo que se pretendía gracioso y que yo pronto lo tildé de despropósito. Bueno, en el fondo tenía su gracia, no mucha, pero uno entendió que podía ser resultón. En fin, ya digo, se veía que esos tipos se lo montaban de cine y para muestra dejaron ese botón. Y es fundamental el transmitir esa sensación de optimismo y felicidad al potencial consumidor del producto que ya estaba humeando en el horno. Los samples que dieron a conocer como primeras miguitas, si tengo que ser sincero, me animaron en mayor medida a degustar del nuevo disco cuanto antes.

Tampoco creo que sea cuestión de tener presente en todo momento, a la hora de juzgar el actual trabajo, el disco debut. Aquel fue bueno, sin duda que lo fue. Pero dejémoslo estar (si es que podemos) y vayamos a este, que, todo sea dicho de paso, me parece un buen disco.

Comienza con “Last Temptation”, a ritmo de punteos que van marcando la melodía del tema en todo momento en sintonía con la voz de Hagar; me parece animada, si bien hubo escuchas en las que la sentencié más como una canción de relleno que la apropiada para abrir un álbum. Los punteos memorables creo que dan al traste con esta opinión precipitada. Continúa el disco con “Alright, alright” que posee un mismo y continuo ritmo de animación algo Stones y un cantante que en este caso parece no poder estarse callado (se agradece). Me encanta por cierto ese momento de guitarra llorona (2’40) que no deja de traerme profundos recuerdos setenteros. Los punteos made in Satriani aportan el resto. “Different Devil” es la primera baladita del disco, algo Halen, y muy Bryan Adams si se quiere y con el permiso del respetable, ¿o es quizá a Bon Jovi a quien me retrotrae la melodía y el añoñamiento vocal de las entonaciones, coros amanerados y guitarra acústica de por medio? Es otra que no pasa del 7 por semejar cosa ya escuchada. El siguiente corte viene a titularse “Up Next”, canción de un ritmo machacón de cabalgada a golpe de guitarra; no me disgustan las cadencias. Hala, otro 7 que le endiño.

Con “Lighten Up” creo que el listón sube un punto: esas notas de órgano en la apertura me hacen subyugarme y en esa postura continúo pues el tema me gana de principio a fin. Quizá no le pido más al rock que canciones tan bien aliñadas como esta al más puro y reputado estilo clásico. Este es el camino que debería seguir el grupo, el que marca este corte. Me gusta hasta la traca final. ¡Y qué buena forma esa de continuar con “Come Closer”! Otra balada que ya he colocado entre los mejores temas del año. Altos vuelos: no creo que sea fácil encontrar melodías, cambios de ritmo, coros tan bien insertados y la sublime interpretación que de todo ello hace Hagar en su papel vocal. Gloriosa.

Y después de las dos grandes, pues toca algo de otra pasta, “Three and a Half Letters”: toca hablar en vez de cantar en determinados pasajes, tocan sumisiones death, toca traer por fin al disco al siglo XXI, pero no del todo, no del todo, porque ya todo anda inventado, y esta voz más cavernosa ya se dejaba escuchar en los ochenta. Es una canción distinta, más salvaje. “Big Foot” (la del vídeo de marras) es de lo más animada y en ella Hagar recobra la compostura y vuelve a ser un hombre. Las sensaciones son de alborozo, de optimismo Halen, y ritmos Satriani (¡cuánta presencia tiene en este disco su modelo de música!). Me gusta. Es otra de las que salvo sin duda.

Con “Dubai Blues” (noveno corte) los ritmos se relajan y los dejes hard-blues (¿esto existe?) envuelven con su tonalidad algo tristona el tema… aunque ya digo, la guitarra siempre anda despistada y viene al rescate por si la canción naufraga en melodías en exceso nigérrimas. El caso es que parece que se ha puesto de moda incluir temas blues en discos hard; no deja de agradecerse siempre que no llegue a convertirse en lastre (por obligación). “Somethig Going Wrong” es otra balada de ritmo lento algo sureño tipo Arizona baby, con más voces corales y punteos de acústico deambular; no es una canción sublime, pero se deja escuchar. El bonus track se titula “Hidden” que viene a retomar los ritmos y las cadencias de los primeros temas (es de esas del tipo: “¿y esta qué hacemos, la metemos o no?”), que no viene a añadir nada significativo.

En definitiva, un disco que sin ser memorable se deja escuchar, que contiene momentos sublimes junto a otros algo ramplones o con falta de personalidad. Si los Chickenfoot retomasen la senda abandonada tras el primer disco (lo siento) lograrían encandilarnos como lo hicieron por aquel entonces. Y el caso es que los veo en posesión de la fórmula. Solo falta aplicarla con una mayor continuidad para que así el disco, una vez escuchado, invite a darle la vuelta de nuevo. Amén.

NOTA (provisional): 7’6

Autor: Ángel Carrasco Sotos

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Chickenfoot – Chickenfoot III: Review

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2 Comentarios

  1. RTHB

    Bueno, bueno, bueno…….. Chickenfoot III…. y como bien dice el título del mismo, por ahí se ha dejado el II, y eso se nota y mucho en este III. De todas maneras, mucho mejor ir olvidando el I y escuchar este III sin tener presente la existencia del primer trabajo. Con este simple ejercicio, como si de un truco barato se tratase, podemos decir que estamos ante un buen disco con algunas joyas como ese Come Closer que citas, sin duda para mi lo mejor del tema y lo que más se acerca a ese I (vaya, he olvidado de que hemos dicho que lo íbamos a omitir).

    Lo dicho, si lo miramos como una «cosa» independiente y sin tener en cuenta el potencial demostrado en su primer trabajo, este Chik III bien es merecedor de ese 7,6 que le has puesto. Sí tenemos en cuenta que son los mismos tipos que llegaron al 9 con el I, y que dejaron bien claro cual era su potencial, pues nada, sorry, teniendo en cuenta esto, para mí, no pasan del 6.

    De todas maneras también lo voy a dejar con un provisional, ya que igual con un par, o tres más de escuchas, la cosa vaya a mejor.

    Responder
  2. ROCKLAND

    Este nuevo lo veo un tanto desigual. Me gusta mucho más la segunda parte del disco. Todavía le tengo que dar más cancha pero por ahora bastante inferior al primero.

    Gran reseña.

    Saludos.

    Responder

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