Cuando recibes el disco y lo tienes en tus manos, antes de llegar al coche y ponerlo en el reproductor (sí, el habitáculo de mi coche es donde suelo escuchar la mayor parte del tiempo mis cd’s), lo primero que percibes es que el diseño del mismo está cuidado hasta el último detalle. La estética que lo envuelve parece querer retrotraernos en el tiempo y llevarnos directamente a esos universos creados por Sergio Leone y Francis Ford Coppola en Érase una vez en América o El Padrino. Tras esta primera toma de contacto con el disco, con su fabuloso diseño que hechiza, ahora hay que pasar a la segunda fase, que no es otra que introducir el cd en el aparato para ver qué tal va a sonar ese particular proyecto de Nano, nombre que en un primer momento pude no sonarnos mucho; pero si a ese Nano añadimos Ruiz, nos encontramos con el ex componente de Habeas Corpus, por lo que ya nos va sonando más.
Acabo de mencionar a Will o lo que es lo mismo William Miller. Y ahora, antes de seguir adelante, es cuando sugiero una búsqueda rápida a la Wikipedia para saber alguna cosa más de Will, como por ejemplo con qué grupos ha trabajado, qué músicos son a los que ha acompañado, y entonces es cuando vamos a tener la primera sorpresa de la noche, ya que por William Miller nos aparece un actor, no un músico. Un actor que tiene un amplio bagaje fílmico a sus espaldas y, entre otras pelis, se le ha podido ver en La Conjura de El Escorial, Salvador, Yo soy la Juani y, próximamente, en la más que esperada Águila Roja…, pero poco o nada hace referencia a temas musicales. Y creo que no desafino si digo que es entonces cuando la complejidad toma forma en Deniro, ya que el planteamiento de ese El Extraño disfrazado de normal va más allá de un simple trabajo de Rock para adentrarnos, mediante una ejecución musical impecable en once temas que, cada uno por separado, cobra vida propia con una historia en la que Will es el encargado de hacernos entrar en ella como si de un pequeño corto se tratase, y para ello es necesaria esa fuerza que un buen actor es capaz de transmitirnos.
Podría estar horas y horas hablando de ello, pero con un solo visionado del vídeo de «Secta», el tema encargado de abrir el disco, ya tendremos una buena muestra de lo que he querido decir. Casi cuatro minutos dura el tema, cuatro minutos que bastan por si solos para ver qué nos depara Deniro. Cuatro minutos en los que nos encontramos con una buena muestra de cómo, tras un inicio medianamente tranquilo, el desarrollo del tema, sin remisión y descanso, nos hace adentrarnos en el dolor y en esa épica hacia la que la voz de Will constantemente nos va a llevar. Un mundo lleno de dolor, un mundo lleno de visceralidad, un mundo en el que la dramatización de todo lo que se nos plantea es fundamental. La calidad musical es alta, muy alta, y solo hay que escuchar esa joya llamada «Nueva Queen», o esa sorpresa final que se esconde tras el último tema. Dos momentos en los que Will parece tomarse un merecido descanso para coger el camino de vuelta de ese infierno de dolor por donde ha estado transitando. Son dos momentos estelares, dos momentos en los que el resto del grupo se encarga de proclamar que la base musical está tan cuidada como ese envoltorio que comentábamos al inicio, pero, y siempre hay un pero, se me antoja que no es posible un Deniro sin esa brutal dramatización de Will. Posiblemente, y no deja de ser una mera intuición, Nano ha estado cuatro años antes de dar luz a este primer trabajo porque era necesario encontrar a alguien capaz de dotar de ese dramatismo a cada tema compuesto.
De una cosa estoy seguro: Deniro y su El hombre disfrazado de normal no va a dejar indiferente a nadie.
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Estaba enterado yo de lo nuevo de Nano, lo que no me esperaba ni de lejos era verlo por aquí, eso sí que es una sorpresa. Lo entrevistaron hace unos meses en Radio Nacional, y explicaba un poco la historia de como surgió todo, el nombre del grupo, la elección del cantante…etc
Mi primera impresión tampoco fue buena, pero no pasé de ahí, ni siquiera me escuché el disco entero y no tenía intención de hacerlo, ahora que después de tu reseña me lo voy a pensar mejor.
Nano Ruiz me cae bien, aún recuerdo su sección con Carlos Pina cuando estaba en Radio 3, y es un buen músico. Tiene el hándicap de ser español y que siga apostando por el castellano como idioma a la hora de hacer rock, como tantos otros, pero me da a mi que va a tener suerte con esto. En parte un poco gracias a Willie que, aunque novato en esto de la música, tiene imagen y es una cara conocida (eso también ayuda), además tampoco lo hace mal.
p.d. Quería evitar a toda costa mencionar la palabra «comercial» en mi comentario y al final lo he conseguido. Opinaré con más fundamento cuando me haya escuchado el disco.
Saludos!