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Después del rotundo éxito del cuarto álbum, Led Zeppelin se embarcaron en una gira mundial, que incluía visitas al creciente mercado japonés (seguro que muchos fans han escuchado un disco pirata con el concierto de Tokyo de diciembre del 72). Tras esto, el grupo entró en una etapa de relativo descanso, retrasando la aparición del quinto disco hasta la primavera del 73, y también las giras (sus dos conciertos en el Wembley Empire Pool fueron los últimos en Gran Bretaña hasta casi cuatro años después).
Houses Of The Holy rompe con la tradición de los discos anteriores; en primer lugar, es el primero con un título o al menos un título “pronunciable”. Pero también marca un cierto distanciamiento con la fuerte vena blues que había impregnado anteriores trabajos, a cambio de abrirse a otros estilos como el reggae o el soul. Los resultados son cuando menos, desiguales, y afortunadamente el viejo blues reaparecería en Physical Graffitti. Pero eso no quiere decir que el álbum sea malo. Muy al contrario, la cara A seguía por el camino iniciado con Stairway To Heaven: riqueza de instrumentación, melodías clásicas y canciones épicas (para algunos, pretenciosas). Y si el tono decae ligeramente en la cara B, se recupera con dos obras maestras como No Quarter y The Ocean, puro rock al estilo Zeppelin.
Por finalizar con el habitual comentario de la portada (un verdadero filón de anécdotas), estaba claro que Houses Of The Holy debía tener un diseño impactante, así que el grupo recurrió a Hipgnosis, un colectivo fundado por Storm Thorgerson, autor de la mayoría de las portadas de Pink Floyd (Atom Heart Mother, Dark Side Of The Moon…). La colaboración no tuvo buen comienzo, según Page:
“Les habíamos encargado el diseño de Houses Of The Holy y este tío, Storm, vino con una foto de una pista de tenis verde eléctrico y una raqueta. Yo dije ‘¿Qué demonios tiene esto que ver?’ y él dijo: ‘Raqueta – ¿no lo pillas? -‘. Le respondí: ‘¿Me estás diciendo que nuestra música es una raqueta?¡Lárgate!’. No le volvimos a ver. Acabamos haciendo el trabajo con otro de los artistas. ¡Ese tío tenía pelotas! Imagínate, en la primera cita con un cliente.”
Sin embargo los problemas con la portada no acabarían ahí, y un error en la impresión alteró los colores originales (no, no tenían que ser así: los niños tenían que ser plateados, y no morados…). Estos niños que aparecen subiendo una montaña representan la expectación por la música del disco, y la foto la realizó Aubrey Powell en Irlanda. También hizo la enigmática foto del interior, que muchos identifican con un sacrificio humano. En cualquier caso, parece que Powell se inspiró en un libro de ciencia ficción llamado “Childhood’s End”.
The Song Remains The Same 

(Jimmy Page & Robert Plant)
El inicio de Houses Of The Holy puede ser el mejor de cualquier álbum de Led Zeppelin, con tres canciones soberbias. La primera de ellas, The Song Remains The Same, fue concebida como una introducción instrumental, y de hecho uno de sus títulos de trabajo fue “The Overture” (otros fueron “The Campaign”, o “Zep”). La canción es vibrante, con unos arreglos de guitarras realmente soberbios, y que nos remontan a un tema de los Yardbirds, Tinker Tailor Soldier Sailor (ya mencionado en Led Zeppelin I). El solo también es vibrante con algunos trozos de inspiración india muy apropiados.
La letra de la canción es un homenaje a las músicas del mundo, y un recuerdo de los viajes y experiencias del grupo a lo largo de sus giras. Plant estaba bastante orgulloso de la canción, y eso puede explicar que el grupo la usara para dar título a su película-disco en directo (una canción da título a un disco posterior, y para rizar el rizo, este mismo Houses Of The Holy daría título a una canción en el siguiente disco, Physical Graffitti).
The Rain Song 

(Jimmy Page & Robert Plant)
Una auténtica maravilla de canción, con una melodía impagable, y una letra realmente evocadora. El título original de la canción era “Slush” (algo así como “aguanieve”), y quería expresar la naturaleza suave y fluída de todo el tema. Esa atmósfera se consigue en su mayor parte gracias al mellotron tocado por John Paul Jones, que en esta ocasión simula una sección de cuerda; y con este comentario creo que lo oportuno es explicar qué es un mellotron:
El mellotron es el antecesor directo del sintetizador o del sampler, y se basa en utilizar muestras (samples) de sonido de distintas fuentes. El problema es que en la actualidad todo esto se hace digitalmente, y el mellotron lo hace mediante cintas (con todo el problema que conlleva de duración de las notas y las cintas, tono, etc.). El artilugio es bastante complicado, y hacia falta mucha maña (y un técnico al lado) para sacar algo en claro. A pesar de todo ofrece un sonido realmente pulcro, y de ahí que lo utilizaran grupos como los Zeppelin, o los mismísimos Beatles en su Strawberry Fields Forever. Si quereis oir un mellotron hoy en día podeis encontrarlo en la canción One de U2.
Pero sigamos adelante. La letra de Robert es especialmente buena, con su enumeración de estaciones y sentimientos; la canción puede parecer grandilocuente en la primera escucha, pero la verdad es que a mi me encanta. Y sobre todo, tiene el final más hermoso que se pueda escuchar, una melodía a guitarra de Page que merecería una canción por sí sola.
Over The Hills And Far Away 

(Jimmy Page & Robert Plant)

El primer single del album y otra canción para quitarse el sombrero. Over The Hills And Far Away profundiza en la mezcla de elementos acústicos y eléctricos, una cualidad que pocos han explotado tan bien como Led Zeppelin (y que les remonta a estilo del blues de Memphis). La canción habla de nuevo de los temas habituales: mujeres, “caminos abiertos” y… oro, aunque no se trate del metal, sino de “Acapulco gold”, un término de jerga referido a la marihuana. Para que no quede duda, aunque la palabra Acapulco no aparece en la letra, Plant la solía añadir en los conciertos.
En el terreno musical, el solo de Page, a mitad de la canción es especialmente bueno, con un riff machacón por detrás de la melodía y algunos trucos muy efectivos, como la sucesión de acordes al final. Algunos oyentes con mejor oído que yo aseguran que también en esta canción se puede oír cómo chirría el pedal del bombo de Bonham (yo no oigo nada).
En conjunto, Over The Hills resultaba una pieza complicada de tocar, y así es dificil encontrar una interpretación fiel en los conciertos piratas que circulan por ahí (lo que no quiere decir que sean malas). Si que se encuentran anécdotas, como en Knebworth en 1979, donde Page rompe una cuerda y la canción se corta…
The Crunge 

(John Bonham, John Paul Jones, Jimmy Page & Robert Plant)
La canción más odiada de Led Zeppelin, quizás porque nadie se ha detenido a pensar cuál es su objetivo. The Crunge es una gigantesca broma, una parodia amable de la música funky y sobre todo de su pieza ma´s simbólica, Sex Machine, de James Brown. El peso de la canción recae sobre la batería de Bonham y el riff, muy al estilo soul, de Page. El ritmo de la batería es tan sincopado que hace la canción imposible de bailar, así que continuando con la broma, se pensó en lanzar la canción como single, con una foto en la portada de los cuatro músicos explicando los pasos de baile.
En cuanto al riff, tocado con una Stratocaster, su insistencia explica parte de la letra de la canción; en Sex Machine, James Brown repetía insistentemente “Can I take it to the bridge?” (¿puedo llevarlo al puente?), más como una exclamación que como una frase de la canción. El caso es que ese “puente”, en terminología musical, es una cambio de la clave tónica a otra distinta. Como The Crunge no tiene puente, el riff se repite una y otra vez, como atascado, y Plant pregunta: “Excuse me, oh will you excuse me, I’m just trying to find the bridge”. Aunque cuesta creerlo, la voz que le responde y pregunta “Where’s that confounded bridge?” (¿Dónde está ese maldito puente?) es también la de Plant. Más voces invitadas: la del ingeniero George Chkiantz, a quién se puede oír al principio hablando con Page. Por cierto, que le pregunta si le gusta la toma…. (algo a lo que muchos fans responderían que no).
Dancing Days 

(Jimmy Page & Robert Plant)
Una canción de clara inspiración india (fijaros en la melodía de la guitarra), ya que de hecho esta basada en la música que Robert y Jimmy escucharon en Bombay durante un viaje a la india. La canción resulta así una mezcla muy agradable con ritmo de rock clásico y un riff más exótico. Eddie Kramer, ingeniero del tema, recordaba a la banda “bailando sobre el cesped” mientras escuchaban las mezclas en Stargroves.
D’yer Mak’er 

(Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones & John Bonham)
La “otra” canción más odiada de Led Zeppelin, y de nuevo hay que tener en cuenta cuál era la intención de la banda. En principio, la idea era recrear un grupo de “doo-wop” de los 50, llamado Rosie And The Originals (según las letras que aparecen en el álbum, al final se preguntan que ha pasado con ellos — porque la canción es de todo menos de doo-wop), pero al final se convierte en un intento de reggae no muy conseguido.
Seguramente lo más curioso es el título: D’yer Mak’er se pronuncia en inglés (con acento de Cockney) como “Jamaica”. Esto explica la atmósfera reggae del tema, pero El título correctamente escrito se leería “Did You Make Her?”. Algunas interpretaciones hablan de que éste es un termino de jerga con connotaciones sexuales (“hacérselo” con alguien). Pero la verdadera respuesta es este chiste de music-hall, según confirmó John Paul Jones en una entrevista en 1993.
No Quarter 

(Jimmy Page, Robert Plant & John Paul Jones)
Posiblemente la mejor canción de Led Zeppelin (bueno, esto es una opinión personal), y desde luego la más completa. No Quarter, “sin cuartel”, es la personalísima interpretación que la banda hace del rock sinfónico o del rock progresivo; así están presentes la riqueza instrumental y la complejidad de otras bandas sinfónicas, pero nunca se pierde la inmediatez, el rock sin fisuras de Led Zeppelin.
No Quarter sirve sobre todo para demostrar el inmenso talento de John Paul Jones, que se encarga de piano y sintetizadores, responsables del sonido de la canción. También contribuye Page con un riff marca de la casa, y sobre todo otro de sus trucos de estudio: todo el tema, menos la batería, esta a una velocidad menor, lo que hace que todo baje medio tono, según Page “porque hacía el tema mucho más denso y le daba más intensidad”. También la voz de Plant está tratada con “flanging”, a lo que se suma el theremin, que se puede escuchar cuando Plant habla de “los perros del mal” (the dogs of doom).
Todo esto sumado a una letra oscura, sugerente sobre mensajeros, caminos cubiertos por la nieve, mitología… en fin, un verdadero clásico y una de las mejores canciones que podais escuchar.
The Ocean 

(Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones & John Bonham)
Y para terminar, todo un océano. The Ocean es también una obra maestra de canción, que tiene suficientes detalles como para volverse loco. Para empezar, la cuenta inicial de Bonham, que nos indica cuántas tomas llevaban hasta entonces:
“We’ve done four already, but now we’re steady, and then they went, one, two, three, four…” (Ya hemos hecho cuatro, pero ahora estamos parados, y dice uno, dos, tres, cuatro)
El riff es magnífico, como suele ser habitual, y la interpretación de Plant también. Al respecto de la letra, hay trozos difíciles de entender (por el tono tan alto que llega a alcanzar Plant), pero el mensaje de la canción es claro. El “oceano” es el público de un concierto, y esa es la sensación que tiene Robert al cantar. También habla de la “chica que se ganó su corazón”, y que no es otra que su hija Carmen, de tres años por aquel entonces (en los sucesivos conciertos, la letra se iba adaptando a la edad de Carmen). Más complicada de explicar es la línea “hitting on the moonshine, rocking in the grain”, que hace referencia al alcohol hecho con grano en Estados Unidos durante la prohibición; el alcohol ilegal recibía ese nombre (moonshine).
Aunque lo más interesante es escuchar la canción y descubrir ¡un teléfono! hacia el minuto y medio de canción. La partitura que se incluye con la edición de los diez discos lleva escrito “ring” en el apartado de percusión, así que parece estar ahí aposta. Además hacia el final de la canció tenemos unos divertidos coros de doo-wop (¿esto no tendría que aparecer en D’yer Mak’er?), que tiene sus sorpresas; cantan Robert, John Paul Jones y John Bonham, pero se puede oir como Plant se disculpa por algo (?) y sigue con los coros. Un verdadero fin de fiesta.
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