Crímenes, gánsters, gabardinas, policías, clubs nocturnos, armas, sombreros de fieltro, mujeres fatales, humo, tipos duros, alcohol, traiciones, segundas intenciones, ambientes opresivos, agobiantes, oscuros y acalorados. El cine negro es un género cinematográfico que ha sabido trasplantar la realidad social bajo un halo de misterio y violencia que, desde los inicios del cine sonoro, pasó por las manos maestras de casi todos los genios creadores de Hollywood para encumbrarlo a los altares del 7º arte, con varias obras maestras en sus filas.

Casi todo el mundo data el inicio del género con la adaptación que John Huston hizo de la novela de Dashiell Hammett “El halcón maltés”. Pero con el paso de los años, y una visión más conjunta, debemos retrotraernos una década para incluir un buen puñado de cintas estrenadas en los años 30 que, sin lugar a dudas, hoy incluimos en dicho género.

Ya en 1931 se rodó una primera versión de la obra de Hammett por manos de Roy Del Ruth, pero sería el director Mervyn LeRoy el primero que definió ciertos principios. De la mano de Edward G. Robinson como protagonista estrenó la mítica “Hampa dorada” (1931), donde Robinson pone cara al auge y caída de un criminal desde lo más bajo hasta lo más alto. “Two seconds” (1932), con un largo flashback, o “Soy un fugitivo” (1932), esta vez con Paul Muni protagonizando esta crítica al sistema carcelario, son otras cintas destacadas.

 

El Halcón Maltes – Hampa Dorada

 

De ese primer lustro habría que acentuar 3 obras más. Por un lado “El enemigo público” (1931) de William A. Wellman, donde otro de los gánsteres por excelencia hace aparición, un James Cagney eléctrico y explosivo. Por otro “Las calles de la ciudad” (1931) de Rouben Mamoulian donde aparece otro de los iconos del género, la ley seca. Y por último, “Scarface, el terror del hampa” (1932), auténtico emblema del cine negro donde los otros dos bastiones masculinos del hampa, Paul Muni y George Raft, se ponen a las manos del maestro Howard Hawks para componer una obra maestra imperecedera.

 

Scarface, el terror del hampa

 

Los años 30 pueden destacarse como la década en que el género se asentó y sembró las bases en que cimentaría su grandeza. Películas como “Contra el imperio del crimen” (1935) de William Knightley, de nuevo con Cagney al frente; “El bosque petrificado” (1936) de Archie L. Mayo, con Humphrey Bogart opositando claramente a protagonista; “La mujer marcada” (1937) de Lloyd Bacon, que junta a Bogie con Bette Davis; “Callejón sin salida” (1937) de William Wyler, donde los altos y bajos fondos se entremezclan; y esas dos obras magnas que son “Ángeles con caras sucias” (1938) de Michael Curtiz, donde la mirada bondadosa de Pat O’Brien no puede con el duelo entre Cagney y Bogart; y esa joya de Raoul Walsh titulada “Los violentos años veinte” (1939) donde James Cagney y Humphrey Bogart repiten duelo interpretativo en plena Ley Seca en los años 20.

 

Los violentos años 20

 

Ángeles con caras sucias

 

Pasada esa primera década de asentamiento, llegamos a los años dorados del género negro, los años 40 y 50, donde la situación mundial provocada por la IIGM dio lugar a una sociedad desilusionada, desencantada, hambrienta de emociones y deseosa de nuevos mitos a los que aferrarse ante la desesperación generalizada.

Los años 40 comienzan con algunas obras destacables como “Johnny Apollo” (1940) de Henry Hathaway, o “La pasión ciega” (1940) de Raoul Walsh, pero es al llegar a 1941 cuando nos topamos con las dos primeras joyas. Hablamos de “El último refugio” (1941) del propio Walsh y la ya mentada “El halcón maltés” (1941) de John Huston, ambas con Humphrey Bogart como protagonista absoluto, asentándose como una de las bases sobre la que construir la historia del cine negro.

Pero si hay que destacar una añada por encima del resto debemos recurrir a 1944 donde obras maestras como “Perdición” (1944) de Billy Wilder, “Laura” (1944) de Otto Preminger, “La mujer del cuadro” (1944) de Fritz Lang, “Historia de un detective” de Edward Dmytryk o “Tener y no tener” (1944) de Howard Hawks componen un repóker casi imposible de superar. Barbara Stanwyck y Joan Bennett devienen en las femme fatale por excelencia, la belleza arrebatadora de Gene Tierney, y Edward G. Robinson pasando al otro lado de la ley componiendo personajes tan maravillosos como el profesor Wanley o Barton Keyes, aunque quedará para la historia la lección de Lauren Bacall para enseñarnos a silbar.

 

Perdición

 

Pero como ya hemos anticipado, los 40 fueron los años dorados, y encontramos películas maravillosas por doquier, surgidas de los directores más afamados y encumbrando las carreras de muchos actores y actrices del Hollywood clásico para convertirlos en imperecederos. “El desvío (detour)” (1945) de Edgar G. Ulmer, “A través del espejo” (1946) de Robert Siodmak, “Encrucijada de odios” (1947) de Edward Dmytryk, “El callejón de las almas perdidas” (1947) de Edmund Goulding, “El beso de la muerte” (1947) de Henry Hathaway, “Callejón sin salida” (1947) de John Cromwell, “Retorno al pasado” (1947) de Jacques Tourneur, “El reloj asesino” (1948) de John Farrow o “La ciudad desnuda” (1948) de Jules Dassin son perfectos ejemplos de la producción cinematográfico de la época. Todas ellas son obras notables, con el crimen y la corrupción en primer plano, y aún no hemos hablado de las joyas de esa segunda mitad de la década de los 40.

El año 1946 es uno de los que podría competir para alzarse con el cetro de estrenos gloriosos del género negro. Solo ese año verían la luz obras tan majestuosas como “El sueño eterno” (1946) de Howard Hawks, “El extraño amor de Martha Ivers” (1946) de Lewis Milestone, “”El extraño” (1946) de Orson Welles, “Forajidos” de Robert Siodmak (1946) y “Gilda” (1946) de Charles Vidor. Bogey, en la piel del detective Philip Marlowe vuelve a juntar pasiones con Lauren Bacall; Barbara Stanwyck y Van Heflin asoman entre la bruma dramática; la psicosis post-bélica; el desarrollo de un guión magistral sobre un relato corto, y una de las parejas definitivas del cine clásico con Glenn Ford y Rita Hayworth.

 

El extraño amor de Martha Ivers – El sueño eterno

 

A todo ello podemos añadir films imperecederos como “La senda tenebrosa” (1947) de Delmer Daves, “Cayo Largo” (1948) de John Huston, “El tercer hombre” (1949) de Carol Reed y “Al rojo vivo” (1949) de Raoul Walsh. Repartos de escándalo, guiones milimétricos, actuaciones sobresalientes, fotografía mayestática e imágenes que se quedan grabadas en tu retina para el resto de tu vida, como Jimmy Cagney en todo lo alto, como el rey del mundo para su madre.

La voz en off, las casas de juego, la venganza, el sabueso sarcástico y duro, el poli corrupto, la mujer ambiciosa, el gánster callejero, la ley seca, las organizaciones criminales, el dinero, los políticos corruptos, los falsos culpables, las apuestas, atracos y persecuciones, clanes mafiosos, secuestros y asesinatos, dramas carcelarios, mujeres fatales y guapas inocentes, sueños perdidos de la juventud desilusionada. Cualquier tema es bueno y sirve para dar forma a la desesperación.

 

Al rojo vivo

 

Llegamos a la década que cerró la edad de oro del género que, junto a un buen puñado de obras notables, nos otorgó otro surtido de obras maestras imprescindibles para entender la evolución del cine negro.

Ya hemos visto como casi todos los grandes cayeron bajo el influjo de la noche, los crímenes, el dinero fácil, las relaciones difíciles o la ilegalidad, y directores como Howard Hawks, William Wyler, Raoul Walsh, Michael Curtiz, Henry Hathaway, Robert Siodmak, Carol Reed, Billy Wilder, Otto Preminger, Orson Welles o Lewis Milestone rindieron tributo al cine negro, y llegados a los años 50, algunos de ellos siguieron regalándonos maravillas como la magistral “La jungla de asfalto” (1950) de John Huston, “Cara de angel” (1952) de Otto Preminger o “Sed de mal” (1958) de Orson Welles. También surgen otros nombres que elevaran la paleta de colores del género, casos de Joseph H. Lewis con “El demonio de las armas” (1950) o “Agente especial” (1955), Rudolph Maté con “Union Station” (1950) o “Con las horas contadas” (1950), Nicholas Ray con “La casa en la sombra” (1951) o “Chicago años 30” (1958), Mark Robson con “Más dura será la caída” (1956) o la irrupción de un genio llamado Stanley Kubrick con “El beso del asesino” (1955) y, especialmente, “Atraco perfecto” (1956).

Viajando a Europa no podemos dejar de reseñar algún título sobresaliente e ineludible como las francesas “Las diabólicas” (1955) de H. G. Clouzot, donde Simone Signoret y Véra Clouzot dan pasaporte a Paul Merisse; “Rififí” (1955) de Jules Dassin, con el gran Jean Servais al frente de este grupo de maleantes; o esa obra maestra maravillosa, ejemplo absoluto de las películas carcelarias, que es “La evasión” (1960) de Jacques Becker.

 

La evasión

 

Sin embargo, el nombre que marca los años 50 es el de un director austríaco llamado Friedrich Christian Anton Lang, más conocido como Fritz Lang, capaz de rodar hasta 6 grandes obras del género negro en un lustro. Ya en Alemania dejó joyas imperecederas como “M, el vampiro de Düsseldorf” (1931) o la trilogía dedicada al Dr. Mabuse, y toda su filmografía es destacable, pero elegiremos este sexteto para centrarnos en el género negro y la década de los 50. “Encuentro en la noche” (1950), “Gardenia azul” (1953). “Los Sobornados” (1953), “Deseos Humanos” (1954), “Mientras Nueva York Duerme” (1956) y “Más Allá De La Duda” (1956). Barbara Stanwyck, Robert Ryan, Anne Baxter, Richard Conte, Joan Fontaine y la maravillosa dupla compuesta por Dana Andrews y Gloria Grahame son algunos de los protagonistas que convierten el arte del maestro Lang en magia.

 

Los sobornados

 

La década de los 60 supuso un cambio muy grande, tanto estilístico como generacional. Los grandes nombres que habían dado un status superior al cine negro, casos de Humphrey Bogart, James Cagney, Edward G. Robinson, Joan Bennett o Barbara Stanwyck, desaparecían del mapa y dejaban su lugar a nuevas estrellas emergentes. Tras las cámaras pasaba exactamente lo mismo y grandes maestros como Fritz Lang, Raoul Walsh o Mervyn Leroy estaban en el ocaso de sus carreras, y otros como John Huston, Howard Hawks, Otto Preminger, Robert Siodmak o Edward Dmytryk llevaban sus carreras por otros derroteros. Además, la temática amplia mucho sus miras y la intriga criminal pasa a formar parte habitual de la nomenclatura neo-noir.

Pese a ello, hay dos nombres que destacan entre el resto en esos años oscuros para el cine criminal. Por un lado, Don Siegel, que urbanizó el crimen de tal forma que convirtió a las ciudades, las calles, los rascacielos, parques y demás mobiliario urbano en un personaje más de sus películas. Su gran aportación viene dada por “Código del hampa” (1964), donde Lee Marvin y Angie Dickinson ponen al día el famoso relato de E. Hemingway que R. Siodmak ya convirtió en una joya en los 40, “Forajidos” de Robert Siodmak (1946), con Burt Lancaster y Ava Gardner de protagonistas. Le sumamos “Brigada homicida” (1968), donde Henry Fonda y Richard Widmark componen uno de los primeros combos de policías; y “La jungla humana” (1968) con un Clint Eastwood que hace la conversión definitiva de héroe del spaguetti western a el poli más duro de la ciudad. Si le añadimos obras posteriores como la mítica “Harry el sucio” (1971), con el propio Clin Eastwood dando vida a Harry Callahan, y “La gran estafa” (1974), vemos que Siegel se incluye entre los imprescindibles por derecho propio.

Para encontrar al otro maestro que revalorizó el género negro en esa época hay que cruzar el Atlántico y buscar en Francia a Jean-Pierre Melville. Su contribución es tan importante y tiene un calado tan grande que dio un aire nuevo y un giro completo al thriller criminal. Obras como “El confidente” (1963), “Hasta el último aliento” (1966) y, especialmente, “El silencio de un hombre (El samurái)” (1967) son obras maestras absolutas del cine de los bajos fondos. Su alianza con Jean-Paul Belmondo, Lino Ventura y Alain Delon nos regaló un puñado de joyas que, todavía hoy siguen plenamente vigentes. El propio Melville alargó su andadura hasta la década de los 70 con títulos tan emblemáticos como “Círculo rojo” (1970) y “Crónica negra” (1972), de nuevo con Alain Delon de protagonista.

 

El silencio de un hombre

 

Si a todo le añadimos títulos como “Bullit” (1968) de Peter Yates, “Contra el imperio de la droga” (1971) de William Friedkin, ganadora de 5 premios Oscar, o “Klute” (1971) de Alan J. Pakula con su maestría para mezclar la intriga y el thriller, nos damos cuenta que el noir sobrevivió dignamente en tiempos de tanto cambio en la industria cinematográfica.

Tuvo que llegar un director casi novato para devolver las alcantarillas del poder y a los gánsteres a lo más alto del cine mundial. Su adaptación de la novela de Mario Puzo revienta el cine mafioso, desentrañando el seno de una familia siciliana que, tras emigrar a Estados Unidos, se convierte en uno de los principales clanes del crimen organizado en América. La disección del negocio, la familia, los clanes y la sociedad americana lo convierten en el ejemplo perfecto de por qué el cine negro sobrepasó sus propios límites. Las dos primeras partes, “El padrino” (1972) y “El padrino II” (1974) ganaron 9 Oscar de 21 nominaciones y un montón de premios y reconocimientos más a nivel mundial. Su éxito arrastró cierto auge del género y surgieron obras sobresalientes como “Chinatown” (1974) del enfant terrible Roman Polanski, “Malas calles” (1973) de Martin Scorsese, que empieza a dar muestras del nacimiento de un nuevo genio tras la cámara, “Serpico” (1973) del maestro Lumet, “Yakuza” (1976) del pujante Sydney Lumet, o la sucesora del magistral legado de J. Becker “Fuga de Alcatraz” (1979) de Don Siegel.

 

El padrino

 

Han cambiado los rostros que empuñan las armas, las mujeres que enamoran al público y las manos que guían los proyectos. Al Pacino, Jack Nicholson, Clint Eastwood, Faye Dunaway o Charlotte Rampling se ponen a las órdenes de Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Sydney Pollack cambiando definitivamente la estética y temática del género policíaco y criminal en el cine.

Los años 80 comenzaron con un intento de revival, estrenando un puñado de cintas a principios de la década que merecen ser destacadas. Desde los remakes de “El cartero siempre llama dos veces” (1981) de Bob Rafelson, con la explosiva pareja que forman Jessica Lange y Jack Nicholson, y “El precio del poder” (1983) de Brian De Palma, actualización violenta del clásico de H. Hawks “Scarface”. Le añadimos las personales visiones de Louis Malle con “Atlantic city” (1980), Sergio Leone con su epopeya “Érase una vez en América” (1984), o la tórrida “El fuego en el cuerpo” (1981) de Lawrence Kasdan, y prometían una recuperación ilusionante del género durante esos años. La producción total no es comparable a los clásicos, pero sí nos deja un puñado de obras que todavía hoy recordamos como “Cotton Club” (1984) de Francis Ford Coppola, “Manhattan Sur” (1986) de Michael Cimino, “Terciopelo azul” (1986) del inquietante David Lynch o la exitosa “Los intocables de Eliot Ness” (1987) del propio De Palma.

 

Cotton Club

 

Las violentas visiones de Brian De Palma y Martin Scorsese se unen a las más alejadas de David Lynch o los hermanos Coen para componer un grupo de directores que vuelven a poner la intriga criminal y policiaca en primer plano. Películas como “Muerte entre las flores” (1990) o “Fargo” (1996) de los Coen, “Uno de los nuestros” (1990) y “Casino” (1995) de Scorsese, “Corazón salvaje” (1990) y “Carretera perdida” (1997) de David Lynch, “Atrapado por su pasado” (1993) de De Palma o la tercera parte de “El Padrino III” (1990) de Coppola, se unen a unas cuantas obras maestras que la última década del siglo XX regaló a los seguidores más acérrimos del cine negro. “L.A. Confidential” (1997) de Curtis Hanson, “Seven” de David Fincher, “El silencio de los corderos” (1991) de Jonathan Demme, o “Heat” (1995) de Michael Mann se convierten en referentes nada más estrenarse, aunque el icono absoluto desde entonces viene impuesto por la irrupción violenta de Quentin Tarantino con “Reservoir dogs” (1992) y “Pulp Fiction” (1994), cuya originalidad y frescura dan un aire totalmente nuevo y diferente al género.

 

Pulp Fiction – Fargo

 

El siglo XXI ha dejado poquita cosa en los años que llevamos. Algunas incursiones interesantes, con propuestas sugestivas de directores notables como “Camino a la perdición” (2002) de Sam Mendes; el remake de una película coreana que hizo que Martn Scorsese, por fin, ganara el Oscar a mejor director que tanto merecía, con “Infiltrados” (2006), “American gangster” (2007) de Ridley Scott, o esa maravilla con la que Sidney Lumet nos dijo adiós poniendo la ambición al límite con “Antes que el diablo sepa que has muerto” (2007). Hay que destacar la dupla que el genio de David Cronenberg ideó para convertir a Viggo Mortensen en héroe y villano de la mafia del este de Europa con “Una historia de violencia” (2005) y “Promesas del este” (2007), pero es fuera de Hollywood donde encontramos las propuestas más originales.

El cine coreano irrumpe con muchísima fuerza, especialmente de la mano del director Park Chan-Wook, cuya trilogía de la venganza, compuesta por “Sympathy for Mr. Vengeance” (2002), “Oldboy” (2003) y “Sympathy for Lady Vengeance” (2005), son absolutamente imprescindibles.

 

Oldboy – Infiltrados

 

Si pasamos a Europa, el danés Nicolas Winding Refn, con el fin su trilogía Pusher iniciada en los 90 y concluida en 2005, más su llegada a Hollywood con “Drive” (2011), pasa a ser otro referente de los bajos fondos. Incluso en Italia se produce una notable cinta sobre el auge y caída de un grupo de amigos que se hacen los dueños de Roma con “Romanzo Criminale” (2005) de Michele Placido, recientemente llevada a la pequeña pantalla en formato serie.

 

El noir en España

 

En nuestro país hay un antes y un después de “El cebo” (1958), la película que Ladislao Vajda dirigió y se convirtió en un éxito internacional. Anteriormente hubo algunas destacadas películas de índole criminal como “Los peces rojos” (1955) de José Antonio Nieves Conde o “El cerco” (1955) de Miguel Iglesias, pero siempre al servicio del discurso de la ley. Fue la coproducción hispano-germano-suiza la que dio un aire distinto al género en nuestro país. Tras ellas, hubo algunas cintas destacadas como “A sangre fría (Trampa al amanecer)” (1959) de Juan Bosch, “A tiro limpio” (1963) de Francisco Pérez Dolz, “A hierro muere” (1962) de Manuel Mur Oti o “Los atracadores” (1962) de Francisco Rovira Beleta, pero no fue hasta la llegada de la democracia cuando surgieron un par de títulos realmente apreciables como las dos partes de “El Crack” de José Luis Garci (1981 y 1983) o “Fanny Pelopaja” (1984) de Vicente Aranda.

Al llegar los 90 nos topamos con algún título realmente notable como “Días contados” (1994) de Imanol Uribe, que obtuvo un montón de premios mezclando una trama de terroristas con otras de prostitución y drogas, “Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995) de Agustín Díaz Yanes, con una brutal interpretación protagonista de Victoria Abril, y especialmente el bombazo que supuso “Tesis” (1996) de Alejandro Amenábar, encumbrando al director hispano-chileno como el nuevo mesías del cine patrio.

 

El cebo – El crack – Tesis

 

Llegados al siglo XXI despunta el nombre del director vasco Enrique Urbizu, con dos películas tan negras como el carbón que ponen de moda el género en España. Ya en los 90 dirigió “Todo por la pasta” (1991) que nos introducía en el género de atracos, pero fueron “La caja 507” (2002) y “No habrá paz para los malvados” (2011) las que, convirtiendo a José Coronado en el protagonista de las dos cintas a ambos lados de la ley, pusieron el thriller criminal de moda. De ahí surgió la sublimación con la que Alberto Rodríguez terminó de explotar el género con “La isla mínima” (2014), deudora de una serie de éxito que rompió moldes como fue “True detective”.

Tras esa ruptura llegaron películas que explotaron ese boom con resultados notables, casos de “Que Dios nos perdone“ (2016) de Rodrigo Sorogoyen, “Cien años de perdón” (2016) de Daniel Calparsoro o “Tarde para la ira” (2017) de Raúl Arévalo que sorprendió en los Premios Goya.

 

La isla mínima – No habrá paz para los malvados

 

Evidentemente, el listado sería infinito y siempre aparecería otra película que deberíamos incluir, y luego está el gusto personal del que suscribe, así que espero que estas 160 cintas sirvan como introducción al apasionante mundo del cine negro.

 

GUÍA DE PELÍCULAS                                                                                                                                                                     

 

 

30 OBRAS MAESTRAS IMPRESCINDIBLES:

 

1.- Ángeles con caras sucias, Michael Curtiz (1938) 2.- El último refugio, Raoul Walsh (1941) 3.- El halcón maltés, John Huston (1941) 4.- Perdición, Billy Wilder (1944) 5.- La mujer del cuadro, Fritz Lang (1944) 6.- Tener y no tener, Howard Hawks (1944) 7.- Laura, Otto Preminger (1944) 8.- Forajidos, Robert Siodmak (1946) 9.- El sueño eterno, Howard Hawks (1946) 10.- Cayo Largo, John Huston (1948) 11.- El tercer hombre, Carol Reed (1949) 12.- Al rojo vivo, Raoul Walsh (1949) 13.- El crepúsculo de los dioses, Billy Wilder (1950) 14.- La jungla de asfalto, John Huston (1950) 15.- Los sobornados, Fritz Lang (1953)

 

16.- Las diabólicas, H. G. Clouzot (1955)
17.- Rififí, Jules Dassin (1955)
18.- La evasión, Jacques Becker (1960)
19.- El padrino, Francis Ford Coppola (1972)
20.- El padrino II, Francis Ford Coppola (1974)
21.- El precio del poder, Brian De Palma (1983)
22.- Érase una vez en América, Sergio Leone (1984)
23.- Cotton Club, Francis Ford Coppola (1984)
24.- Muerte entre las flores, Joel Coen (1990)
25.- El silencio de los corderos, Jonathan Demme (1991)
26.- Pulp fiction, Quentin Tarantino (1994)
27.- Fargo, Joel Coen (1996)
28.- L. A. Confidential, Curtis Hanson (1997)
29.- Antes que el diablo sepa que has muerto,
Sidney Lumet (2007)
30.- Drive, Nicolas Winding Refn (2011)


 

100 PELÍCULAS DE OBLIGADO VISIONADO:

 

1.- Hampa dorada, Mervyn LeRoy (1931) 2.- Scarface, el terror del hampa, Howard Hawks (1932) 3.- Agente especial, William Keighley (1935) 4.- El bosque petrificado, Archie L. Mayo (1936) 5.- Callejón sin salida, William Wyler (1937) 6.- Sólo se vive una vez, Fritz Lang (1937) 7.- Los violentos años 20, Raoul Walsh (1939) 8.- Johnny Apollo, Henry Hathaway (1940) 9.- La pasión ciega, Raoul Walsh (1940) 10.- El sospechoso, Robert Siodmak (1944) 11.- La bestia humana, J. Renoir (1938) 12.- ¿Ángel o diablo?, Otto Preminger (1945) 13.- El desvío (Detour), Edgar G. Ulmer (1945) 14.- Perversidad, Fritz Lang (1945) 15.- El cartero siempre llama dos veces, Tay Garnett (1946) 16.- A través del espejo, Robert Siodmak (1946) 17.- El extraño, Orson Welles (1946) 18.- El extraño amor de Martha Ivers, Lewis Milestone (1946) 19.- Gilda, Charles Vidor (1946) 20.- La senda tenebrosa, Delmer Daves (1947) 21.- Johnny O’Clock, Robert Rossen (1947) 22.- Fuerza bruta, Jules Dassin (1947) 23.- Encrucijada de odios, Edward Dmytryk (1947) 24.- La dama de Shanghai, Orson Welles (1947) 25.- Cuerpo y alma, Robert Rossen (1947) 26.- Los amantes de la noche, Nicholas Ray (1948) 27.- La cicatriz, Steve Sekely (1948) 28.- Una vida marcada, Robert Siodmak (1948) 29.- Yo creo en ti, Henry Hathaway (1948) 30.- Mercado de ladrones, Jules Dassin (1949) 31.- El ídolo de barro, Mark Robson (1949) 32.- El abrazo de la muerte, Robert Siodmak (1949) 33.- Almas desnudas, Max Ophuls (1949) – 7 34.- Al borde del peligro, Otto Preminger (1950) 35.- La casa del río, Fritz Lang (1950) 36.- En un lugar solitario, Nicholas Ray (1950) 37.- Noche en la ciudad, Jules Dassin (1950) 38.- Sin conciencia, Bretaigne Windust & Raoul Walsh (1951) 39.- Cara de ángel, Otto Preminger (1952) 40.- París, bajos fondos, Jacques Becker (1952) 41.- Manos peligrosas, Samuel Fuller (1953) 42.- Gardenia azul, Fritz lang (1953) 43.- Deseos humanos, Fritz Lang (1954) 44.- No toquéis la pasta, Jacques Becker (1954) 45.- Deseos humanos, Fritz Lang (1954) 46.- La noche del cazador, Charles Laughton (1955) 47.- Las diabólicas, H. G. Clouzot (1955) 48.- Agente especial, Joseph H. Lewis (1955) 49.- Atraco perfecto, Stanley Kubrick (1956) 50.- Mientras Nueva York duerme, Fritz Lang (1956)

 

51.- Sed de mal, Orson Welles (1958)
52.- Bajos fondos (Underworld U.S.A.), Samuel Fuller (1961)
53.- El cabo del terror, J. Lee Thompson (1962)
54.- Código del hampa, Don Siegel (1964)
55.- Hasta el último aliento, Jean Pierre Melville (1966)
56.- A quemarropa, John Boorman (1967)
57.- Bonnie & Clyde, Arthur Penn (1967)
58.- El silencio de un hombre (El samurái), Jean Pierre Melville (1967)
59.- Círculo rojo, Jean Pierre Melville (1970)
60.- Asesino implacable, Mike Hodges (1971)
61.- Contra el imperio de la droga (The french connection), William Friedkin (1971)
62.- Harry, el sucio, Don Siegel (1971)
63.- Crónica negra, Jean Pierre Melville (1972)
64.- Serpico, Sidney Lumet (1973)
65.- Malas calles, Martin Scorsese (1973)
66.- Chinatown, Roman Polanski (1974) – 8
67.- La noche se mueve, Arthur Penn (1975)
68.- Fuga de Alcatraz, Don Siegel (1979)
69.- Atlantic city, Louis Malle (1980)
70.- El cartero siempre llama dos veces, Bob Rafelson (1981)
71.- Fuego en el cuerpo, Lawrence Kasdan (1981)
72.- Sangre fácil, Joel Coen (1984)
73.- El honor de los Prizzi, John Huston (1985)
74.- Terciopelo azul, David Lynch (1986)
75.- Manhattan Sur, Michael Cimino (1986)
76.- Los intocables de Eliot Ness, Brian De Palma (1987)
77.- Corazón salvaje, David Lynch (1990)
78.- El padrino III, Francis Ford Coppola (1990)
79.- Uno de los nuestros, Martin Scorsese (1990)
80.- El cabo del miedo, Martin Scorsese (1991)
81.- Reservoir dogs, Quentin Tarantino (1992)
82.- Atrapado por su pasado, Brian De Palma (1993)
83.- La última seducción, John Dahl (1994)
84.- Casino, Martin Scorsese (1995)
85.- Heat, Michael Mann (1995)
86.- Seven, David Fincher (1995)
87.- Sospechosos habituales, Bryan Singer (1995)
88.- Pusher: Un paseo por el abismo, Nicolas Winding Refn (1996)
89.- La noche cae sobre Manhattan, Sidney Lumet (1996)
90.- Donnie Brasco, Mike Newell (1997)
92.- Asesinato en 8mm, Joel Schumacher (1999)
93.- Memento, Christopher Nolan (2000)
94.- Snatch, cerdos y diamantes, Guy Ritche (2000)
95.- Camino a la perdición, Sam Mendes (2002)
96.- Oldboy, Park Chan-Wook (2003)
97.- La noche es nuestra, James Gray (2007)
98.- American gangster, Ridley Scott (2007)
99.- Promesas del este, David Cronenberg (2007)
100.- Sicario, Denis Villeneuve (2015)


 

20 EXTRAS PARA TERMINAR DE CONVENCERTE:

 

1.- Las calles de la ciudad, Rouben Mamoulian (1931) 2.- El enemigo público, William A. Wellman (1931) 3.- Soy un fugitivo, Mervyn LeRoy (1932) 4.- La mujer marcada, Lloyd Bacon (1937) 5.- Historia de un detective, Edward Dmytryk (1944) 6.- La escalera de caracol, Robert Siodmak (1945) 7.- Envuelto en la sombra, Henry Hathaway (1946) 8.- El callejón de las almas perdidas, Edmund Goulding (1947) 9.- El beso de la muerte, Henry Hathaway (1947) 10.- Hasta el último aliento, Jean-Pierre Melville (1966)

 


11.- Union Station, Rudolph Maté (1950)
12.- Más dura será la caída, Mark Robson (1956)
13.- Más allá de la duda, Fritz Lang (1956)
14.- Bullit, Peter Yates (1968)
15.- Jackie Brown, Quentin Tarantino (1997)
16.- Lock & stock, Guy Ritchie (1998)
17.- The yellow sea, Na Hong-Jin (2010)
18.- New world, Park Hoon-Jung (2013)
19.- Black Mass: estrictamente criminal, Scott Cooper (2015)
20.- Suburra, Stefano Sollima (2015)


 

TOP 10 NACIONAL:

 

1.- El cebo, Ladislao Vajda (1958)
2.- El crack, José Luis Garci (1981)
3.- El crack 2, José Luis Garci (1983)
4.- Días contados, Imanol Uribe (1994)
5.- Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Agustín Díaz Yanes (1995)
6.- Tesis, Alejandro Amenábar (1996)
7.- No habrá paz para los malvados, Enrique Urbizu (2011)
8.- Grupo 7, Alberto Rodríguez (2012)
9.- La isla mínima, Alberto Rodríguez (2014)
10.- Tarde para la ira, Raul Arévalo (2016)

 

 

by: Eduardo Garrido

by: Eduardo Garrido

Roquero, cinéfilo, lector empedernido que estudió Derecho para trabajar en una biblioteca y disponer de pelis, discos y libros a mano

3 Comentarios

  1. María Muñoz Delhom

    ¡Impresionante, Edu! ¡Pedazo de síntesis y compendio del género y del cine en general! Me encanta el escrito y, especialmente, los listados. ¡Me faltan tantas por ver…! Mil gracias por escribir y compartirlo.

    Responder
    • Edu

      Me alegro mucho que te guste y te sirva de guía, que es el objetivo principal del artículo. Gracias por leer.

      Responder
  2. Antonio Carbonell

    Fantástico, Edu, a tu altura.

    Responder

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  1. Estoy muy de acuerdo con la lista donde a mi gusto cambiaria muy poco y totalmente de acuerdo con ese…

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