Cuando vi el tráiler de Seven allá por 1995 pensé que estábamos ante otra película más de psicópatas tan de boga en los 90. La impresión se acrecentaba con la inclusión del guaperas de Brad Pitt y su novia por aquel entonces Gwyneth Paltrow. Seven parecía ser una copia más de El silencio de los corderos, quizás algo más oscura de lo habitual y con una atractiva estética de videoclip. Sin embargo, cuando vi el film me encontré con algo muy distinto. El guión de Andrew Kevin Walker para Seven es mucho más perverso e inteligente de lo que venía siendo habitual en este género. Tras el traspiés que supuso su debut con Alien 3, el director David Fincher se planteó seriamente dejar el cine para seguir con su carrera como director de video-clips. Por suerte, Seven se cruzó en su camino.
Seven revolucionó el thriller a mitad de los años 90. Tras El silencio de los corderos, creo que Seven es el film más influyente dentro del género de los serial killers modernos. Su influencia puede verse en films como Resurrección (una copia descarada) o la saga Saw (lo mismo pero con más sangre y mala baba). En todos ellos tenemos a un inteligente psicópata que parece ir siempre varios pasos por delante de la policía o, simplemente, se está leyendo el guión con dos capítulos de ventaja. El hecho de que el asesino se deje atrapar y mantenga el control incluso bajo la custodia policial nos recuerda inevitablemente a la ya citada El silencio de los corderos. Tanto John Doe como Hannibal Lecter son los psicópatas más inteligentes del cine reciente y copan las listas de mejores villanos de la historia.

Películas de parejas de policías con caracteres opuestos se habían hecho miles. Pero Seven aporta una mirada novedosa a este subgénero, una visión mucho más terrorífica que la de, por ejemplo, Arma letal. El mal se apodera del film poco a poco llegando a este perverso y retorcido clímax. Como en la reciente True detective, el espectador es consciente de que el mal se va ganando terreno empezando por su estética hasta su desolador final. Sin grandes efectos especiales ni una traca final apabullante, el film deja desolado al espectador a miles de kilómetros de un lugar seguro. Fincher insinúa (y de qué manera) antes que mostrar, Seven es un film violento en el que la violencia no se ve. Lo cual resulta mucho más inquietante.

Otro acierto del guión de Andrew Kevin Walker es su peculiar estructura circular. Empieza un lunes y acaba un domingo. Siete lluviosos días en los que no se cita en ningún momento el nombre de la ciudad en la que la acción transcurre. Otro acierto innegable del guión es que nos quiere convencer de que la gente es malvada. Un ladrón que mutila a sus víctimas sin motivo o un vendedor de pisos que sabe que está timando a su cliente son ejemplos que se nombran en la película. El mundo se ha vuelto un lugar insoportable gracias al ser humano. El mundo ya no es un lugar para tener un hijo. Los siete pecados capitales del hombre han convertido la creación de Dios en un infierno. El ser humano debe escarmentar.
El detective Mills (un gesticulante Brad Pitt) es el joven e impulsivo recién llegado a la ciudad. Mills tiene una bella esposa (Gwyneth Paltrow) con la que vive junto a sus perros en una casa casi inhabitable gracias a un vendedor que les timó. Su compañero Somerset (Morgan Freeman) es un veterano a punto de jubilarse, ha visto demasiada maldad en este cochino mundo como para dejarse impresionar por nada (o eso cree él). Somerset es mucho más cínico, no tiene familia y ya no aspira a nada.

El actor Kevin Spacey accedió a interpretar a John Doe a condición de que su nombre no apareciera en los títulos de crédito. Su imagen aparece brevemente en el encontronazo de Mills con el fotógrafo (Doe/Spacey) y en un retrato robot realizado por la policía basado en los testimonios de testigos. Fincher muestra al actor de forma tan breve que casi es una imagen subliminal, algo que Fincher desarrollaría ampliamente en El club de la lucha. No sabemos realmente nada de John Doe, su nombre (Juan Nadie) es el que se pone a los cadáveres sin identificar. Se ha borrado las huellas digitales, tanto empeño en borrar su pasado nos indica que no debe haber tenido una existencia feliz. Doe envidia la vida normal de los demás, una vida que él nunca ha podido llevar. Envidia la vida familiar del detective Mills. El pecado de John Doe es la Envidia. Doe se siente tan solo que ha escrito cuadernos enteros con sus perturbadas anotaciones sobre el Apocalipsis, el pecado y quién sabe qué más cosas. Doe es un ávido lector de literatura con referencias bíblicas como La divina comedia de Dante Alighieri El paraíso perdido de John Milton. Por cierto, nunca me ha parecido verosímil que Doe, siendo un asesino frío y calculador, cometa el error de alquilarse los libros en una biblioteca pública. ¿Con tanto tiempo y dinero invertido en sus crímenes y no es capaz de comprarse los libros? Sin embargo, un posterior análisis de la cinta me hizo replantearme la pregunta ¿Un fallo imperdonable o formaba parte de un plan?


La localización de su madriguera hace que Doe se tope cara a cara con un iracundo Mills y le hace improvisar sobre la marcha, podría haber matado al detective fácilmente en el callejón pero parece que alberga otros planes. Al poco tiempo Doe se entrega a la policía con restos en sus manos de sangre humana que no pertenece ni a él ni a ninguna de las víctimas conocidas.  Doe sólo ha perpetrado 5 crímenes (Lujuria, Gula, Avaricia, Pereza, Soberbia), le faltan dos para completar su obra. La Ira y la Envidia no han sido todavía escenificadas por Doe. Doe guarda un ensangrentado as en la manga.
 El pecado de Mills es la ira. Mills evoluciona de ser un prometedor policía a perderlo todo. No es suficientemente maduro y se deja llevar por su ira. En un momento dado se topa con Doe disfrazado de fotógrafo y le grita airado su nombre. Craso error, sin saberlo está gestando su propia tragedia. En el clímax del film, su ira le lleva a asesinar a sangre fría a un Doe esposado cuando ya no representa amenaza alguna. Mills deja aflorar los instintos más primarios del ser humano dejando atrás la lógica y el imperio de la ley. Mills asesina a sangre fría a un detenido, acto recriminable pero totalmente comprensible a ojos del espectador. Probablemente muchos de nosotros hubiéramos actuado igual. El héroe pierde a la chica (y a su futura familia) convirtiéndose en una bestia rabiosa que acaba la obra del villano de turno. No sólo no desbarata los planes del villano sino que, en su ira, completa la diabólica misión de éste. No sabemos dónde se ubica exactamente el film pero es posible que en ese estado exista la pena de muerte por asesinato. Mills, muy probablemente, acabará siendo ejecutado por el Estado. Los siete pecados tienen, al fin, su puesta en escena.

El final del film es lo que realmente dignifica todo el conjunto. Tras una excelente ambientación y un ritmo magnífico, Fincher consigue rematar su film de una forma soberbia que dejó noqueado al público. Realmente nadie se esperaba un final así. De hecho, el final que se rodó era algo más largo del que se estrenó en los cines. En este final se dejaba más claro mediante el diálogo que Mills debía matar a Doe para que éste completara su misión, ambos debían morir. Fincher barajó otro final en el que Somerset dispara a John Doe antes de que lo haga Mills. En un acto totalmente racional (al contrario que Mills) decide matar a Doe antes de que Mills arruine para siempre su vida y su carrera. El final elegido es bastante más pesimista.

Debo reconocer que no me gusta el epílogo con la frase final de Somerset “El mundo es un buen lugar por el que merece la pena luchar. Estoy de acuerdo con la segunda parte de la frase.». No deja de ser un toque optimista poco coherente, a mi entender, con lo visionado en el film. No sé si fue un añadido impuesto por los productores para suavizar el mensaje del film pero creo que no acaba de encajar.

Valga como apunte final que una película que usa en sus títulos de crédito iniciales música de Nine inch nails no puede ser un film convencional. El grupo de Trent Reznor había triunfado el año anterior con uno de los discos más aterradores de la historia The downward spiral. La colaboración entre Fincher y Reznor no acabaría ahí, Reznor ha realizado las bandas sonoras de los últimos films de Fincher. Para los créditos finales Fincher usó el tema de David Bowie The hearts filthy lessons, un oscuro tema incluido en su incomprendido disco Outside.  Por cierto, los títulos de crédito de Seven han sido imitados (como el resto del film) hasta la saciedad en los últimos  20 años.

 

Seven

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

2 Comentarios

  1. selegna

    Seven es una de mis películas preferidas , la vi en el cine y estaba de más de 7 meses de embarazo y era en abril de 1997. Salí llorando y emocionados imagen, después la volví a ver a lo largo de los años 3 veces más, siempre descubres algo nuevo, una trama muy inteligente por parte del escritor del guión, y tanto Morgan F. Como Beatriz P. Geniales!!

    Responder
  2. Daniel

    Yo también recuerdo cómo flipé en el cine, con la película y con la banda sonora. Es música de Reznor, también el perfecto Aria para la cuerda de sol de Bach….Y cómo me pasé todos los créditos finales sentado en mi butaca escuchando esa maravilla de Bowie de The hearts filthy lessons de tintes tan industriales como NIN (de hecho Reznor la remezcló también). Buenos recuerdos de cuando ibas al cine con los amigos los domingos por la tarde

    Responder

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