En mayo del año pasado, Helloween sacaron su último disco hasta la fecha, a la sazón el decimoquinto de su carrera. Debo decir que no he sido especialmente entusiasta con lo relativo a la banda desde hace ya bastante tiempo pero por otra parte, no me lo pensé mucho al ver que no solo siguen adelante con la promoción de este álbum sino que venían a defenderlo, amén del extenso legado de la banda, a Londres. Una vez más, cayó entre semana (un miércoles) y eso implicaba darse patadas en el culo a la salida del curro, en plena hora punta, para llegar al O2 de Kentish Town pero al final, no hay problema si la determinación es buena, y no solo eso, sino que incluso los hados sonrieron a este humilde narrador llegando de manera bastante holgada y cogiendo sitio en una segunda fila bastante cómoda, por lo general.

Una vez en el recinto, todo bastante tranquilo, tanto que incluso parecía bastante vacío y cuando me quise dar cuenta, ya estaba lleno hasta los topes (aunque hay que decir que es una de las salas más pequeñas que he visto por aquí). Me llamó la atención la gran cantidad de españoles, pues habida cuenta la cantidad de vecinos que ya sabéis que viven/vivimos en Inglaterra, es normal encontrarte alguno en conciertos, pero aquí había un número bastante nutrido y, otro dato importante, de distintas edades; dato que no sería tan curioso si no fuera porque muy pocas veces veo chavales de veinte y pocos en los conciertos a los que voy.

Pues bien, con este panorama y el respetable convenientemente aprovisionado de bebida, fue hora, aunque algo tarde, de empezar con el primer plato de la función…

COP UK

Acrónimo de Crimes Of Passion, es una banda de Sheffield que no conocía mucho pero que cuenta con una carrera bastante saludable, un sonido más que decente y unos buenos padrinos, hecho que no les quita ni un ápice de talento. No lo tuvieron difícil para animar al personal pero el sonido de la mesa no les ayudó mucho. Debido al poco tiempo con el que contaban, lo poco que tuvieron que hacer lo hicieron de sobra y dejaron un recuerdo más que grato, amén de un buen ambiente para los platos principales, que no se hicieron esperar mucho.

RAGE

Debo decir que este era uno de los momentos más esperados, pues aunque también me haya descolgado bastante de la trayectoria de la banda de Peavy Wagner, he tenido épocas en las que he sido muy fan y aún sigo disfrutando de los muchos y muy buenos discos que nos han dejado. Esta vez y fiel con el espíritu cosmopolita que siempre ha caracterizado a la banda, Wagner iba acompañado del batería griego Vassilis Maniatopoulos y el guitarrista venezolano Marcos Rodríguez, quien por cierto es un auténtico showman y no dejaba de venir a prácticar sus muecas y mil gestos a nuestro lado del escenario. No por un servidor, claro está (o eso imagino), sino por una rubia bajita ataviada en cuero, más apretada que los tornillos de un submarino, y que también fue objeto de atención para el cantante de los COP UK. No es que los culpe tampoco, claro está.

Con una pequeña muestra del show que se pegaron los Rage me bastó para lamentar que no pasaran más tiempo sobre el escenario.  No solo Peavy sabe venderse bien, y sus secuaces desde luego ayudan, sino que el repertorio fue impecable, pudiendo disfrutar de End of All Days, Black in Mind, Back in Time y unas coreadísimas y celebradas Down y Don’t Fear The Winter. Mención especial también para ese cierre de función con un Higher Than The Sky que contó con una jam en la que cabía un poco de Sweet Home Alabama e incluso un Holy Diver que desembocó en Marcos cantando el tema de Rage arrancándose por Dio. ¡Enormes! Y, no sé vosotros, pero me encanta cuando en una banda el guitarrista no deja de cantar los temas aunque sea alejado del micro.

HELLOWEEN

Nada, ni que fuera un día laborable, ni la hora, ni el agujero en el estómago que tendríamos en el estómago más de uno, ni el tiempo que invirtieron en hinchar una calabaza con el tocado de la Estatua de la Libertad y montar una batería que haría a Carl Palmer bajar la cabeza hicieron mella en el ánimo de los presentes cuando tras las trompetas llamando a derrumbar los muros de Jericó, Helloween arranca con un trallazo en forma de Eagles Fly Free, rematado posteriormente por Dr. Stein. Impecable entrada, sin duda, de un grupo que se veía bastante en forma. Ya entraremos en valoraciones y matizaciones más tarde, si procede, pero no se le puede negar a los veteranos Michael Weikath y Markus Grosskopf una palmada en la espalda, por lo menos, al seguir al frente de una banda a la que treinta años contemplan y que se mantenga con esa salud. Los dos citados estuvieron más que a la altura, y más de lo mismo se puede decir de los más recientes Daniel Loble a la batería y el ex Freedom Call, Sascha Gerstner, a las seis cuerdas. Me dejo para el final a Andi Deris, que aunque tiene su nombre grabado en piedra en la historia de la banda desde hace mucho, parece ser que podía ser un factor de incertidumbre, según me comentaba algún veterano de sus giras. Bueno, siendo justos hay que decir que es un cantante con unas limitaciones apreciables pero que en nada defraudó en lo concerniente a este show, incluso diría que todo lo contrario. Sí, hubo arreglos en mesa, falsetes y demás, pero Herr Deris cumplió como un campeón.

Volviendo al show, no hubo mucho lugar para la sorpresa sino más bien para la celebración y disfrute de clásicos y la no menos obligada cita con el material más reciente, concretando más en el último disco que mencionábamos antes. Así, la propia My God-Given Right, Heroes o Lost in America se daban la mano con otras piezas como Steel Tormentor o, una de las alegrías del que escribe, Mr. Torture y Power, que todos cantamos alegremente. Con esto y todo, quizás uno de los momentos de mayor apoteosis fue, sin duda, cuando se acercaron al trecho final del concierto con un medley que empezó con Halloween y que se fue desarrollando con Sole Survivor, I Can, Are You Metal? Y cerrando con Keeper of The Seven Keys. Evidentemente, la despedida no podía quedar así y no tardaron en volver para echar cerrojazo con Before The War y, sí, Future World y I Want Out. Todos hemos parado por los mismos bares y seguro que incluso acabamos un poco hartos de I’m Alive y Victim of Fate, pero ante tal bofetada de clasicazos, me habría vuelto a dejar el cuello si hubieran caído. Pero no, ahí acabó el show y solo quedaba saludar a la banda a ritmo de un  grabado. Perfecto, no fuera a ser que nos echaran la bronca por no dejar en pie ni un solo ladrillo del muro. Como decíamos, treinta años y siguen custodiando con celo no solo las siete llaves sino algo más, mucho más grande…

by: Lolo Garcia

by: Lolo Garcia

Rory Gallagher se me apareció y me dijo que yo sería una estrella del rock pero, por desgracia, solo lo escuché yo y ahora nadie me cree. Mientras espero a que llegue "mi gran momento", paso mis días en Londres, donde me dedico a la localización y traducción de videojuegos mientras sigo engalanando mis riffs y metiéndome en vena libros, cómics, películas, series y mucha, mucha música.

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